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XXVI
La Salve.
Dios te salve, Virjen pura Reina i Madre de concordia, Fanal de Misericordia, Muestra esperanza ¡ dulzura.
Dios te salve, siempreviva, Con fervor a ti llamamos Ijimiendo suspiramos,
Tu mirada compasiva,
Miserables hijos de Eva En el mundo desterrados, Llorando nuestros pecados, Sutrimos terríble prueba.
Ea pues, Madre i Señora, No nos mires con enojos ;
Yuelve a nos tus lindos ojos 1 sé nuestra defensora.
T despues de este destierro, Mostrando el fruto bendito De vuestro amor infinito, Implorad por nuestro yerro.
¡Oh clemente! ¡Oh pladosisima ¡Oh santa Madre de Dios ! Ruega, Señora, por nos Madre universal purísima.
Para que sea el hombre digno De tus gracias alcanzar,
1 las promesas gozar De nuestro Señor benigno.
XXVIL. Salve. (*)
Salve, Señora, Reina del cielo, Madre i consuelo Del pecador,
Vida i dulzura, Nuestra esperanza, Nave segura
De salvacion.
Los desgraciados De Eva nacidos Sin ti afijidos Solos se ven. Vuelve, abogada, Vuelve a nosotros La tu mirada Fuente del bien.
A tí de gracias 1 donde Mena,
Dicen su pena
Con triste voz
Los desterrados
En este valle,
Los condenados
Siempre a dolor. Dadnos, Señora,
Deshecho el hierro
De este destierro,
Ved a Jesus,
Divino frulo
De vuestro seno,
Por nos tributo
Muerto en la cruz. T en tanto ¡oh dulce!
Vírjen piadosa,
Paloma hermosa,
Madre de Dios;
| El ilustrisimo señor don Antonia Posada Rubin de Celis, Patriarca de las Jodias, ha concedido cuarenta días de induljencias por cada vez que los niños re= cono canten esla Salve delante de alguna imájen de María Santisima.