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Tú que dices el canto melodioso A las pintadas aves de ala breve: Perdona si mi acento vil se atreve A Megar atu trono majestuoso.

Tambien yo, buen Señor, soi tu gusano, Ave triste sin alas ni armonía, Que necesita de tu santa mano.

Sé til, en mi soledad, amparo i guia, 1 haz que mi ruego no se eleve en vano, Porque ¿quién sino tú me ampararia 9

Rosario ÚRREGO DE URIBE. XIL

A la distinguida poetisa cubana DOÑA JENTRUDIS GOMFZ DE AVELLANEDA.


¡Musa sublime en cuya mente pura El lauro de Corina reverdece,

Len cuyo noble corazon parece

Que revive de Safo la lernura !

A] oir de tus versos la dulzura, Aura suave, que las flores mece, El alroa enajenada se embehece

1 recibe de su ser nueya frescura.

¿Por qué léjos de tí quiso el destino Colocarme al nacer, cuál simi suerte Solo fuera admirar tu estro divino?


¡Ah! pero hay una vida tras la muerte Del jenio ida viriud brillante es[era, ¡Falla con Dios wi,corazon te espera !

Munceoes MarIN DE SOLAR. XIn.

41 señor obispo de lá Concepcion don José Ignacio Gien- fuegos.


De aquella relijion pura i divina Que al esclavo le abrió puerta sagrada,