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Pídele, niña, que a tus bellos ojos Nunca se asome el llanto del pesar.

Ruégale aparte tu inocente alma Del fango de este mundo corrupior; Ruégale, niña, que a ta dulce calma Ni un recuerdo suceda de dolor.

Tú eres pura: tu voz a sus altares El ánjel que vela llevará,

Dios alienta la vida en los pesares,

1 al lado de sus hijos siempre está.

La voz de la inocencia llega al ciel Pronuncia sin temores tu oracion ; La madre del Señor tiende su velo

A quien eleva a ella el corazon.


Ella proteje los preciosos años, De la virjen que implora su favor, 1 en medio de los pérfidos engaños, Sobre ella vela con malerno amor,

Ora niña : la voz de tu inocencia El cielo complacido escuchará ; Tbella i siempre pura tu existencia En el mundo tranquila brillará,

José A. TORRES. Y. A una niña.

Bella cual primer rayo de la aurora, Brillante de virtud tu casta frente, Pura como el perfume que al ambiente Presta la hermosa flor que mayo adora.

Débil como la timida gacela,

Vive tranquila en protector regazo,

l recibiendo el cariñoso abrazo,

De quien perenne en tu custodia vela. Mas ¡ai! que alos pesares de la vida

Tu cueilo doblarás cual tierna palma Por vendaval furioso combalida.