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ja de este mundo, siguiendo el rumbo que le marca la divina antorcha de la fé!»
Inter esto pasaba en Buenos Aires, en un pueblo de la cam- paña, El Monte, tenia lugar una manifestacion tierna i sencilla, pero no menos elocuente, Las preceptoras de la escuela públi ca de aquel lugar, Doña Carmen i doño Petrona Almada, apenas supieron el fallecimiento de la señora Sanchez, se pro- pusieron celebrar una misa de reguiem por el alma de su bene- factora. El cura párroco Don Pedro Borserío no tardó en aso- ciarse a este piadoso pensamiento. La misa fué humilde i des- nuda de oslentacion i lujo, pero el modesto catafalco levantado en el templo ¡ las preces que elevaban al Eterno las ¡entes de aquel pueblo, las Preceptoras i cien alumnos de ambos sexos, por el descanso de la que fué su protectora, su amparo i su consuelo, era un testimonio mui altu del pesar de aquéllos se- res sencihles i agradecidos.
Tenedlo presente, niñas alumnas, Rivadavia i Doña María Sanchez de Mandeville, son dos grandes figuras, a quienes la historia arjentina dará un lugar preferente en sus pájinas /1).
Á LA MEMORIA DE La SEÑORA Doña Manta Sanchez DE MAN- DEVILLE.
Para tu vida de virtud modelo
de mas, Señora, hubistes admiradores, i hoi te prodigan al sepulcro flores enantos deben su bien a tu desvelo, Inspirarte en lo grande fué tu auhelo, tus riquezas en armas las trocaste,
o enla cartilla que a Ja mano alzaste
(ly Vas toda esla reseña biográlica de la Señora Sanchez de Mandesille, la he
swus estractado de uu estenso artículo publicado en « La Fribenas por D. Santis
xo Esteada, ide varios escrilus que sobre la ¿uisosa Señora dió a Ri la pretisa ao
Buenos Aires, a La Fpora de sí Lallecioniento asta ticarpo hemos pedido al
Sr. D, Velcy Foliagúe, ¿oven escritor, que con lan hnenailo ha cultivado Le poe
aura campasiedanc Ri mentre de Lor benemerila arjentina, bad electo fer
Distintas de armpañias el sopele, que ar dtmaación se refisflilo
