Página:Suarez Tesoro Ninias.djvu/146

Esta página no ha sido corregida

— 138 —

la hora de su muerte, ha señalado muchas veces a los jueces, alos Diputados, a los Presidentes, la hora de sus tareas, ol- vidada por la sabrosa plática sostenida con aquella escelente mujer que les hablaba de la patria con la voz entusiasta de los tiempos pasados, de los dias magnos en que el corazon' de los hombres no abrigaba otra aspiracion que la libertad de la Re- pública.

<;¡ Quién no se sentia atraído por aquella que animaba con su palabra los sucesos que ella contempló, i que para nosotros perlenecen al dominio de las tradiciones, transformándose a nuestros ojos en una historia viva!

«¡ Quién nc amaba aquel corazon que se estremecia de pla- cer, eada vez que el bronce de nuestro Cabildo marcaba una hora mas para la libertad, cuyo nacimiento anunció con júbi- lo, llamando al pueblo a los combates!

« Nosotros que respetamos la sabiduria de los viejos, que comprendemos el sacrificio, que amamos la vida que se consu- me en el altar de la caridad, profesíbamos un cariño que Ta- yaba en admiracion a esta mujer tan ilustrada, tan útil, tan bue- na, tan abnegada !

« Hemos pasado á su lado largas horas, contemplando en ella todos los recuerdos de nuestro glorioso pasado; admirando hombres i sucesos que ella nos evocaba en el campo de la memoria, escuchando de sus lábios tradiciones de familia, ad- vertencias i consejos.

« Cuando penetrábamos en su estancia, nos imajinábamos que la historia habia pedido al tiempo i a la muerte la conser- cion de aquella existencia, para presentarla como el modelo de las almas templadas al calor de los días antiguos, de los dias de Mayo.»

La señora Sanchez de Mandeville falleció en Buenos Aires el 22 de Octubre de 1868.—Hé aquí las sentidas palabras con que la prensa anunció su muerte, que tan profunda impresion hizo en muestra sociedad :