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— 131 — VUL Doña Maria Cornelia Olivares,

La guerra de la independencia americana faé mui fecunda en hechos heróicos de todv jénero, no solo de parte de sus valero- sos hijos, sino tambien de sus ilustres matronas. Entre la mul- titud de acciones interesantes que hermosean aquella gloriosa época, es dificil elejir. Aun ántes de que las colonias españolas en América tratasen de sacudir el omioso yugo que las oprimia, se presentó a las bellas arjentinas una oportunidad de señalar su consagración al país de su nacimiento. La invasion de Buenos Aires porlos ingleses en 1806 desenyolvió en ellas el jérmen de esta virtud. — « Mujer hubo, dice el doctor Fúnes, cuyo postrer adios fué decir áso marido: «No creo que te muestres cobarde; poro si por desgracia huyos, busca otra casa donde te reciban. » No satisfechas con exhortar i animar a los hombres a la resis- tencia, se precipitaban en medio de la carnicería del campo de batalla; distinguiéndose entre todas doña Manuela Pedraza, que fué premiada por su heroicidad con el grado de teniente.

Mas tarde, cuando Buenos Airos rompió las cadenas que la li- gaban a la peninsula, las: madres escitaban a sus hijos, las her- manes a los hermanos, las esposas a los esposos, para que arros- trasen los peligros ¡ sostuviesen la independencia.

En Bolivía se hizo notar por su acendrado patriotismo, entre otras muchas señoras, doña Mercedes Tapia, chuquisaqueña; Hermosa jóven que sufrió con santa resignacion los mayores ve- jámenes i que espiró de puro gozo cuando recibió la noticia de la victoria ganada por los patriotas en Salta (20 de febrero de 1813).

Entre las hijas de Venezuela distinguióse notablemente la se- ñora doña Josefa Palacios, viuda del benemérito jeneral don Jo= sé Félix Rivas, la cual se condenó a un ostracismo voluntario