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nos, se convirtieron pronto/en ascados i ventilados ; ¡una curacion esmerada i alimentos bien preparados, disminuyeron el número de las víctimas. Los facultativos redoblaron tambien sus esfuer= 2os al ver que sus trabajos obtenian escelentes resultados.
La esperiencia que la Sociedad habia adquirido en el ejercicio de sus deberes, le hizo notar la falta.de una clase de obstelricia, que hacia tiempo se habia suprimido ; ¡ con el objeto de reme- diar este mal, se dirijió ¡ obtuvo del Supremo Gobierno que se volviese a establecer; i gracias a esa clase, existen hoi hábiles matronas en los principales pueblos de la República.
Pero los cuidados i atenciones de la señora Salas de Rrrámu- riz no se limitaban solamente a los establecimientos de benefi- cencia de Santiago; pues, en cuanto se lo permitian los recur- sos conque contaba, estendia tambien su mano jenerosa a los de las provincias. El administrador del hospital de Ancud so- licitó algunos auxilios de la señora, i obtuvo de la Sociedad para aquel establecimiento veinticinco camas, gran cantidad de repa ¡“algun dinero. El empleado de igual clase del hos- pital de San Fernando pidió tambien algunos socorro á la So- ciedad, ¡la señora Salas no Lrepidó en constituirse en su ajente a in de conseguirlo.
Las mejoras introducidas en los establecimientos de beneficen- cia no salisfacian aun todas las aspiraciones de la Sociedad que presidia la señora Salas de Errázuriz; pues los oficios de enfer- meras, roperas, etc., eran desempeñados por personas asalaria- das que no cumplian sus deberes con la exactitud debida; i para Jlenar este vacio, trabajó la Sociedad, impulsada por su presiden- ta, en hacer venir a Chile las dignas i vonerables hijas del mas santo de los santos San Vicente de Paul, las Hermanas de cari- dud, que tan bollos frutos han dado i están dando, ya en el cui dado delos hospitales i demas casas de beneficencia, ya en la educacion de la juventud menesterosa.
Atendidos ya los hospitales ¿ demas establecimientos de bene-
