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educacion de la juventud chilena. Una carta de esta señora, es- erita a don José Miguel en aquella fecha, le anunciaba que su hermana estaba salva, i que al fin habia conseguido por influjos un pasaporte para trasladarse a Montevideo.
Un dia, a últimos de setiembre de £821, hallándose doña Ja- viera en esta ciudad en compañía de su jóven amigo, el escritor don Manuel José Gandarillas ¡otros varios, recibió lo infausta noticia de que su hermano José Miguel habia sido fusilado en Mendoza, en el mismo sitio en que aun se levantaba el vapor de la sangre desus otros dos hermanos, el dia 4 del mes i año ci- tadot...
Esta segunda calástrofe abatió de tal manera el ánimo i la sa- Jud de la señora Carrera, que durante muchos meses se descon- dió de su vida. Tuvo esa enfermedad que ya ha desaparecido del mundo i que entre nosolros se recuerda solo como una tradi- cion «La melancolía! » Se enflaqueció su cuerpo hasta pare- cer un esquelelo, amoratósele el rostro, rompiéronsele los labios, perdió el cabello, i por último se agotaron sus fuerzas, hasta el punto de que su sirviente, el fiel Cornejo, la levaba en bra- zos en sus peregrinaciones por las estancias dela Banda Orien- tal, que recorria acompañada de un médico para recobrar, a ca- so a pesar suyo, la salud de su físico, puesto que la del espíritu estaba para siempre perdida.
Restablecida de su enfermedad la señora Carrera, prolongó voluntariamente su destierro hasta que, derribada la administra cion O'Higgins i echadas los bases de un gobierno de concilia- cion i patriotismo, quedó limpia de estorbos la senda de sus de- siertos hogares. Embarcóse, en consecuencia, en Montevideo, por el mes de febrero de 1824, i llegó a Valparaiso en otoño de aquel año, despues de una próspera navegacion de cuarenta y seis dias. Fueron sus compañeros de viaje el capitan don Pedro Nolasco Vidal, don Manuel José Gandarillas i su fiel Cornejo.
La señora Carrera fué recibida en Chile con grandes mues-
