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CAPITULO X

Comienza a declarar las mercedes que el Señor la hacia en la oracion y en lo que nos podemos nosotros ayudar, y lo mucho que importa que entendamos las mercedes que el Señor nos hace, Pide á quien esto envia, que de aquí adelante sea secreto lo que escribiere, pues la mandan diga tan particularmente las mercedes que la hace el Señor.

Tenia yo algunas veces, como he dicho (aunque con mucha brevedad pasaba), comienzo de lo que ahora diré. Acaecíame en esta representacion que hacia, de ponerme cabe Cristo, que he dicho, y aun algunas veces leyendo, venirme á deshora un sentimiento de la presencia de Dios, que en ninguna manera podia dudar que estaba dentro de mí, ú yo toda engolfada en El. Esto no era manera de vision, creo lo llaman mística teología; suspende el alma de suerte, que toda parecia estar fuera de sí. Ama la voluntad, la memoria me parece está casi perdida, el entendimiento no discurre, á mi parecer, mas no se pierde; mas, como digo, no obra, sino está como espantado de lo mucho que entiende; porque quiere Dios entienda, que de aquello que su Majestad le representa ninguna cosa entiende.

Primero habia tenido muy contino una ternura, SANTA TERESA DE JESUS.—T. I.

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