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geles estando en la tierra, y tan en la tierra como yo estaba, es desatino, sino que ha menester tener arrimo el pensamiento para lo ordinario, ya que algunas veces el alma salga de sí, ó ande muchas tan llena de Dios, que no haya menester cosa criada para recogerla. Esto no es tan ordinario, que en negocios y persecuciones y trabajos, cuando no se puede tener tanta quietud, y en tiempo de sequedades, es muy buen amigo Cristo: porque le miramos hombre, y vémosle con flaquezas y trabajos, y es compañía, y habiendo costumbre es muy fácil hallarle cabe sí; aunque veces vernán, que ni lo uno ni lo otro no se pueda. Para esto es bien lo que ya he dicho, no nos mostrar á procurar consolaciones de espíritu, venga lo que viniere, abrazado con la cruz, es gran cosa. Desierto quedó este Señor de toda consolacion, solo le dejaron en los trabajos, no le dejemos nosotros, que para mas subir, él nos dará mejor la mano que nuestra diligencia, y ausentará cuando viere que convie ne y que quiere el Señor sacar el alma de sí, como he dicho.

Mucho contenta á Dios ver un alma, que con humildad pone por tercero á su hijo, y le ama tanto, que aun queriendo su Majestad subirle á muy gran contemplacion, como tengo dicho, se conoce por indino, diciendo con san Pedro: Apartáos de mí, Señor, que soy hombre pecador. Esto he probado: de este arte ha llevado Dios mi alma. Otros irán, como he dicho, por otro atajo; lo que yo he entendido es, que todo este cimiento de la oracion