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muy claro:

y ansi por mucho que trabaje un alma en perficionarse, si de veras la coge este sol, toda se ve muy turbia. Es como el agua que está en un vaso, que si no le da el sol, está muy claro, y si da en él, vése que está todo lleno de motas. Al pié de la letra es esta comparacion, antes de estar el alma en este éxtasi, parécele que trae cuidado de no ofender á Dios, y que conforme á sus fuerzas hace lo que puede: mas llegada aquí, que le da este sol de justicia, que la hace abrir los ojos, ve tantas motas, que los querria tornar á cerrar.

Porque aun no es tan hijo de esta águila caudalosa, que pueda mirar este sol de hito en hito; mas por poco que los tenga abiertos, vese toda turbia.

Acuérdase del verso, que dice: ¿Quién será justo delante de tí? Cuando mira este divino sol, dislúmbrale la claridad; como se mira á sí, el barro la atapa los ojos, ciega está esta palomita: ansi acaece muy muchas veces quedarse ansí ciega del todo, absorta, espantada, desvanecida de tantas grandezas como ve. Aquí se gana la verdadera humildad, para no se le dar nada de decir bienes de sí, ni que lo digan otros. Reparte el Señor de el huerto la fruta y no ella; y ansí no se pega nada á las manos; todo el bien que tiene, va guiado á Dios: si algo dice de sí, es para su gloria. Sabe que no tiene nada ella allí; y aunque quiera no puede inorarlo, porque lo ve por vista de ojos; mal que le pese, se los hacen cerrar á las cosas del mundo, y que los tenga abiertos para entender verdades.