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Diráme vuesa merced que ¿cómo dura alguna vez tantas horas el arrobamiento? Y muchas veces lo que pasa por mí es, como dije en la oracion pasada, gózase con intrevalos, muchas veces se engolfa el alma ú la engolfa el Señor en sí, por mijor decir, y tiniéndola ansí un poco, quédase con sola la voluntad. Paréceme, es este bullicio de estotras dos potencias, como el que tiene una lengüecilla de estos relojes de sol, que nunca para; mas cuando el sol de justicia quiere, hácelas detener. Esto digo, que es poco rato, mas como fué grande el ímpetu y levantamiento de espírituy aunque estas tornen á bullirse queda engolfada la voluntad, y hace como señora del todo aquella operación en el cuerpo; porque ya que las otras dos potencias bullidoras las quieran estorbar, de los enemigos los menos, no la estorben también los sentidos; y ansi hace, que estén suspendidos, porque lo quiere ansí el Señor. Y por la mayor parte están cerrados los ojos, aunque no queramos cerrarlos; y si abiertos alguna vez, como ya dije, no atina ni advierte lo que ve.

Aquí pues es mucho menos lo que puede hacer de sí, para que cuando se tornaren las potencias á juntar, no haya tanto que hacer. Por eso, á quien el Señor diere esto, no se desconsuele, cuando se vea ansí atado el cuerpo muchas horas, y á veces el entendimiento y memoria divertidos.

Verdad es que lo ordinario es estar embebidas en alabanzas de Dios ú en querer comprender, ú entender lo que ha pasado por ellas; y aun para