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tiempo (al menos a mí ansí me acaecia), que en estas señales exteriores, ni en la falta de los sentidos, no se da tanto a entender, cuando pasa con brevedad; mas bien se entiende en la sobra de las mercedes, que ha sido grande la claridad del sol que ha estado allí, pues ansí la ha derretido. Y nótese esto, que á mi parecer, por largo que sea el espacio de estar el alma en esta suspension de todas las potencias, es bien breve; cuando estuviese media hora, es muy mucho: yo nunca á mi parecer, estuve tanto. Verdad es, que se puede mal sentir lo que se está, pues no se siente; mas digo, que de una vez es muy poco espacio sin tornar alguna potencia en sí. La voluntad es la que mantiene la tela, mas las otras dos potencias presto tornan a importunar; como la voluntad está queda, tórnalas a suspender, y están otro poco y tornan a vivir. En esto se pueden pasar algunas horas de oracion y se pasan; porque comenzadas las dos potencias a emborrachar, y gustar de aquel vino divino, con facilidad se tornan a perder de sí, para estar muy más ganadas; y acompañan a la voluntad, y se gozan todas tres. Mas este estar perdidas del todo, y sin ninguna imaginacion en nada (que a mi entender tambien se pierde del todo) digo que es breve espacio; aunque no tan del todo tornan en sí, que no puedan estar algunas horas como desatinadas, tornando de poco en poco á cogerlas Dios consigo.

Ahora vengamos a lo interior de lo que el alma aquí siente; dígalo quien lo sabe, que no se puede