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CAPITULO XVII

Prosigue en la mesma materia de declarar este tercer grado de oracion; acaba de declarar los efetos que hace; dice el impedimiento que aquí hace la imaginacion y memoria.

Razonablemente está dicho de este modo de oracion, y lo que ha de hacer el alma, ú por mejor decir, hace Dios en ella, que es el que toma ya el oficio de hortolano, y quiere que ella huelgue:

solo consiente la voluntad en aquellas mercedes que goza y se ha de ofrecer á todo lo que en ella quisiere hacer la verdadera sabiduria, porque es menester ánimo cierto; porque es tanto el gozo, que parece algunas veces no queda un punto para acabar el ánima de salir de este cuerpo; ¡y qué venturosa muerte seria! Aquí me parece viene bien, como á vuesa merced se dijo, dejarse del todo en los brazos de Dios; si quiere llevarle al cielo, vaya; si al infierno, no tiene pena, como vaya con su bien; si acabar del todo la vida, eso quiere; si que viva mil años, también: haga su Majestad como cosa propia, ya no es suya el alma de sí mesmo, dada está del todo á el Señor; descúidese del todo. Digo, que en tan alta oracion como esta (que cuando la da Dios á el alma, puede hacer