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que es suave; pesada, porque vienen veces, que no hay sufrimiento que la sufra; y no se querria jamás ver libre de ella, si no fuese para verse ya con Vos. Cuando se acuerda que no os ha servido en nada y que viviendo os puede servir, querria carga muy mas pesada, y nunca hasta la fin del mundo morirse: no tiene en nada su descanso á trueque de haceros un pequeño servicio; no sabe qué desee, mas bien entiende, que no desea otra cosa sino á Vos.

¡Oh hijo mio! (que es tan humilde, que ansí se quiere nombrar á quien va esto dirigido y me lo mandó escribir) sean solo para vos las cosas en que viere salgo de términos; porque no hay razon que baste á no me sacar de ella, cuando me saca el Señor de mí; ni creo soy yo la que hablo desde esta mañana que comulgué: parece que sueño lo que veo, y no querria ver sino enfermos de este mal que estoy yo ahora. Suplico á vuesa merced seamos todos locos, por amor de quien por nosotros se lo llamaron: pues dice vuesa merced que me quiere, en disponerse para que Dios le haga esta merced, quiero que me lo muestre; porque veo muy pocos, que no los vea con seso demasiado para lo que les cumple. Ya puede ser que tenga yo mas que todos; no me lo consienta vuesa merced, padre mio, pues es mi çonfesor y á quien he fiado mi alma; desengáñeme con verdad, que se usan muy poco estas verdades.

Este concierto querria hiciésemos los cinco que al presente nos amamos en Cristo, que como otros SANTA TERESA DE JESUS.—T. I.

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