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Pásase mucho trabajo, porque quiere el Señor que le parezca á el pobre hortolano, que todo el que ha tenido en sustentarle y regalarle va perdido. Entonces es el verdadero escardar, y quitar de raiz las yerbecillas, aunque sean pequeñas, que han quedado malas, con conocer no hay diligencia que baste, si el agua de la gracia nos quita Dios, y tener en poco nuestra nada, y aun menos que nada. Gánase aquí mucha humildad, tornan de nuevo á crecer las flores.

¡Oh Señor mío y bien mío! Que no puedo decir esto sin lágrimas, y gran regalo de mi alma, que querais vos Señor, estar ansí con nosotros, y estais en el Sacramento que con tanta verdad se puede creer, pues lo es, y con gran verdad podemos hacer esta comparacion; y si no es por nuestra culpa, nos podemos gozar con vos, que vos os holgais con nosotros, pues decís ser vuestros deleites estar con los hijos de los hombres! ¡Oh Señor mío! ¿Que es esto? Siempre que oigo esta palabra, me es gran consuelo, aun cuando era muy perdida. ¡Es posible, Señor, que haya alma que llegue á que vos le hagais mercedes semejantes y regalos, y á entender que vos os holgais con ella, que os torne á ofender despues de tantos favores, y tan grandes muestras del amor que le teneis, que no se puede dudar, pues se ve claro la obra? Si hay por cierto, y no una vez, sino muchas, que soy yo: y plega á vuestra bondad, Señor, que sea yo sola la ingrata, y la que haya hecho tan gran maldad, y tenido tan ecesiva