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que vayan puestos en verdadero camino. Pues tornando á lo que decia, de pensar á Cristo á la coluna, es bueno discurrir un rato, y pensar las penas que allí tuvo, y por qué las tuvo, y quién es el que las tuvo, y el amor con que las pasó; mas no se canse siempre en andar á buscar esto, sino que se esté allí con él, acallado el entendimiento. Si pudiere, ocuparle en que mire que le mira, y le acompañe, y pida; humíllese y regálese con él, y acuérdese que no merecia estar allí.

Cuando pudiere hacer esto, aunque sea al principio de comenzar la oracion, hallará grande provecho, y hace muchos provechos esta manera de oracion: al menos hallóle mi alma. No sé si acierto á decirlo. Vuesa merced lo verá: plega al Señor acierte á contentarle siempre. Amen.