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harta razon, que despues me lo han venido á decir; porque no sabian cómo se podia compadecer lo uno con lo otro: y era causa de no tener por malo lo que de suyo lo era, por ver que le hacia yo algunas veces, cuando les parecia algo bien de mí. Y esto hace el demonio, que parece se ayuda de las virtudes, que tenemos buenas, para autorizar en lo que puede el mal que pretende, que por poco que sea, cuando es en una comunidad debe ganar mucho; cuanti mas, que lo que yo hacia malo, era muy mucho, y ansí en muchos años solas tres se aprovecharon de lo que les decia; y despues que el Señor me habia dado mas fuerzas en la virtud, se aprovecharon en dos ó tres años muchas, como despues diré. Y sin esto hay otro gran inconveniente, que es perder el alma; porque lo mas que hemos de procurar al principio es solo tener cuidado de sí sola, y hacer cuenta que no hay en la tierra sino Dios y ella; y esto es lo que le conviene mucho.

Da otra tentacion, y todas van con celo de virtud (que es menester entenderse y andar con cuidado) de pena de los pecados y faltas que ven en los otros. Pone el demonio, que es sola pena de querer que no ofendan á Dios, y pesarle por su honra, y luego querrian remediarlo: inquieta esto tanto, que impide la oracion; y el mayor daño es pensar, que es virtud y perfecion y gran celo de Dios. Dejo las penas que dan pecados públicos, si los hubiese en costumbre, de una congregacion, ú daños de la ilesia, de estas herejías, adonde vemos