soy tan enferma, hasta que me determiné en no hacer caso del cuerpo ni de la salud, siempre estuve atada sin valer nada; y ahora hago bien poco.
Mas como quiso Dios entendiese este ardid del demonio, y como me ponía delante el perder la salud, decía yo poco va en que me muera: si jel descanso! no he ya menester descanso, sino cruz!
ansí otras cosas. Vi claro, que en muy muchas, aunque yo de hecho soy harto enferma, que era tentación del demonio ó flojedad mia; que despues que no estoy tan mirada y regalada, tengo mucha mas salud. Ansí que va mucho á los principios de comenzar oracion, á no amilanar los pensamientos; y créanme esto, porque lo tengo por expiriencia. Y para que escarmienten en mí, aun podria aprovechar decir estas mis faltas.
Otra tentacion es luego muy ordinaria, que es desear, que todos sean muy espirituales, como comienzan á gustar del sosiego y ganancia que es.
El desearlo no es malo, el procurarlo podria ser no bueno, si no hay mucha discrecion y disimulacion en hacerse de manera, que no parezca enseñan; porque quien hubiere de hacer algun provecho en este caso, es menester que tenga las virtudes muy fuertes para que no dé tentacion á los otros. Acaecióme á mí, y por eso lo entiendo, cuando (como he dicho) procuraba que otras tuviesen oracion, que como por una parte me vian hablar grandes cosas del gran bien que era tener oracion, y por otra parte me vian con gran pobreza de virtudes tenerla yo, traíalas tentadas y desatinadas; y con