Página:Su vida - Santa Teresa de Jesús - Tomo II (1927).pdf/69

Esta página no ha sido corregida
67
 

des conmigo de muchas maneras. Supe que le decian, que se guardase de mí, no le engañase el demonio con creerme algo de lo que le decia: traínle enjemplos de otras personas. Todo esto me fatigaba á mí. Temia, que no habia de haber con quien me confesar, sino que todos habian de huir de mí:

no hacia sino llorar. Fué providencia de Dios querer él durar y oirme; sino que era tan gran siervo de Dios, que á todo se pusiera por El; y ansí me decia, que no ofendiese yo á Dios, ni saliese de lo que él me decia, que no hubiese miedo me faltase:

siempre me animaba y sosegaba. Mandábame siempre que no le callase ninguna cosa: yo ansí lo hacia.

El me decia, que haciendo yo esto, aunque fuese demonio no me haria daño; antes sacaria el Señor bien de el mal, que él queria hacer á mi alma:

procuraba perficionarla en todo lo que podia. Yo, como traia tanto miedo, obedecíale en todo, aunque imperfetamente, que harto pasó conmigo tres años y mas que me confesó, con estos trabajos; porque en grandes persecuciones que tuve, y cosas hartas, que permitía el Señor me juzgasen mal, y muchas estando sin culpa, con todo venian á él, y era culpado por mí, estando él sin ninguna culpa.

Fuera imposible, sino tuviera tanta santidad, y el Señor que le animaba, poder sufrir tanto, porque habia de responder á los que les parecia iba perdida, y no le creian: y por otra parte habiame de sosegar á mí, y de curar el miedo que yo traia, puniéndomele mayor: me habia por otra parte de asigurar; porque á cada vision, siendo cosa nueva,