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to, que aunque á vuesa merced le parezca que tengo vivo entendimiento, que no lo tengo; porque en muchas cosas lo he espirimentado, que no comprende mas de lo que le dan á comer, como dicen.

Algunas veces se espantaba el que me confesaba de mis inorancias, y jamás me dió á entender, ni aun lo deseaba, como hizo Dios esto, ó pudo ser esto, ni lo preguntaba, aunque como he dicho, de muchos años acá trataba con buenos letrados. Si era una cosa pecado ó no, esto sí; en lo demás no era menester mas para mí de pensar hízolo Dios todo, y via que no habia de que me espantar, sino por que le alabar, y antes me hacen devocion las cosas dificultosas, y mientras mas, mas.

Diré pues lo que he visto por espiriencia: el cómo el Señor lo hace, vuesa merced lo dirá mijor, y declarará todo lo que fuere escuro, y yo no supiere decir. Bien me parecia en algunas cosas, que era imágen lo que via, mas por otras muchas no, sino que era el mesmo Cristo, conforme á la claridad con que era servido mostrárseme. Unas veces era tan en confuso, que me parecia imágen, no como los debujos de acá, por muy perfetos que sean, que hartos he visto buenos: es disbarate pensar que tiene semejanza lo uno con lo otro en ninguna manera, no mas ni menos, que la tiene una persona viva á su retrato, que por bien que esté sacado, no puede ser tan al natural, que en fin se vé es cosa muerta: mas dejemos esto, que aquí viene bien y muy al pié de la letra. No digo que es comparacion, que nunca son tan cabales, sino verdad,