Página:Su vida - Santa Teresa de Jesús - Tomo II (1927).pdf/51

Esta página no ha sido corregida
49
 

sabia, y tan declarado el misterio de la Santísima Trinidad, y de otras cosas muy subidas, que no hay teólogo con quien no se atreviese á disputar la verdad de estas grandezas. Quédase tan espantada, que basta una merced de estas para trocar toda un alma, y hacerla no amar cosa sino á quien ve, que, sin trabajo ninguno suyo, la hace capaz de tan grandes bienes, y le comunica secretos, y trata con ella con tanta amistad y amor, que no se sufre escribir. Porque hace algunas mercedes, que consigo train la sospecha, por ser de tanta admiracion, y hechas á quien tampoco las ha merecido, que si no hay muy viva fee, no se podrán creer: y ansí yo pienso decir pocas de las que el Señor me ha hecho á mí, si no me mandaren otra cosa, sino son algunas visiones, que pueden para alguna cosa aprovechar, ó para que, á quien el Señor las diere, no se espante, parecióndole imposible, como hacia yo; ó para declararle el modo ú camino por donde el Señor me ha llevado, que es lo que me mandan escribir.

Pues tornando á esta manera de entender, lo que me parece es, que quiere el Señor de todas maneras tenga esta alma alguna noticia de lo que pasa en el cielo: y paréceme á mí, que ansí como allá sin hablar se entiende (lo que yo nunca supe cierto es ansí, hasta que el Señor por su bondad quiso que lo viese, y me lo mostró en un arrobamiento) ansí es acá, que se entienden Dios y el alma, con solo querer su Majestad que lo entienda, sin otro artificio, para darse á entender SANTA TERESA DE JESUS. T. II.