Página:Su vida - Santa Teresa de Jesús - Tomo II (1927).pdf/46

Esta página no ha sido corregida
44
 

Ofrecia lo que hacia, si era alguna buena obra, por eso. Tomaba santos devotos, porque me librasen del demonio. Andaba novenas, encomendábame á san Hilarion, y á san Miguel angel, con quien por esto tomé nuevamente devocion; y á otros muchos santos importunaba mostrase el Señor la verdad, digo que lo acabasen con su Majestad. A cabo de dos años, que andaba con toda esta oracion mía, y de otras personas, para lo dicho, ó que el Señor me llevase por otro camino ú declarase la verdad (porque eran muy continas las hablas, que he dicho me hacia el Señor) me acaeció esto.

Estando un dia del glorioso san Pedro en oracion, vi cabe mí, ú sentí, por mejor decir, que con los ojos del cuerpo, ni del alma no ví nada, mas parecióme estaba junto cabe mi Cristo, y via ser El el que me hablaba, á mí parecer. Yo como estaba inorantísima de que podia haber semejante vision, dióme gran temor á el principio, y no hacia sino llorar, aunque en diciéndome una palabra sola de asigurarme, quedaba, como solia, quieta y con regalo y sin ningun temor. Parecíame andar siempre al lado Jesucristo; y como no era vision imaginaria, no via en que forma: mas estar siempre á mi lado derecho sentíalo muy claro, y que era testigo de todo lo que yo hacia, y que ninguna vez que me recogiese un poco, ó no estuviese muy divertida, podia inorar que estaba cabe mí.

Luego fuí á mi confesor harto fatigado á decír-