Página:Su vida - Santa Teresa de Jesús - Tomo II (1927).pdf/45

Esta página no ha sido corregida
43
 

CAPITULO XXVII

En que trata otro modo, con que enseñin el Señor al alma y sin hablarla, la dn á entender su voluntad por una manera admirable. Trata tamblen de declarar una vision y gran merced, que le hizo el Señor, no imaginaria. Es mucho de notar este capitulo.

Pues tornando á el discurso de mi vida, yo estaba con esta aflicion de penas, y con grandes oraciones, como he dicho que se hacian, porque el Señor me llevase por otro camino, que fuese mas siguro, pues este me decian era tan sospechoso. Verdad es, que aunque yo le suplicaba á Dios, por mucho que queria desear otro camino, como via tan mijorada mi alma (sino era alguna vez, cuando estaba muy fatigada de las cosas que me decian, y miedos que me ponian) no era en mi mano desearlo, aunque siempre lo pedia.

Yo me via otra en todo: no podia, sino poníame en las manos de Dios, que él sabia lo que me convenia, que cumpliese en mí lo que era su voluntad en todo. Via que por este camino le llevaba para el cielo, y que antes iba á el infierno: que habia de desear esto, ni creer que era demonio, no me podia forzar á mí, aunque hacia cuanto podia por creerlo y desearlo: mas no era en mi mano.