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porque en las que llegan á este estado no anda el amor disimulado, como á los principios, sino con tan grandes ímpetus y deseo de ver á Dios, como despues diré, ú queda ya dicho. Todo cansa, todo fatiga, todo atormenta, sino es con Dios ú por Dios: no hay descanso que no canse, porque se ve ausente de su verdadero descanso, y ansí es cosa muy clara, que como digo no pasa en disimulacion.

Acaecióme otras veces verme con grandes tribulaciones y murmuraciones sobre cierto negocio, que despues diré, de casi todo el lugar adonde estoy, y de mi órden, y afligida con muchas ocasiones que habia para inquietarme, y decirme el Señor—¿De qué temes? ¿No sabes que soy todo poderoso? Yo cumpliré lo que te he prom—tido, y ansí se cumplió bien despues; y quedar luego con una fortaleza, que de nuevo me parece me pusiera en emprender otras cosas, aunque me costasen mas trabajos para servirle, y me pusiera de nuevo á padecer. Es esto tantas veces, que no lo podria yo contar muchas las que me hacia repreensiones, y hace cuando hago imperfecciones, que bastan á deshacer un alma. Al menos train consigo el enmendarse, porque su Majestad, como he dicho, da el consejo y el remedio. Otras traerme á la memoria mis pecados pasados, en especial cuando el Señor me quiere hacer alguna señalada merced, que parece ya se ve el alma en el verdadero juicio, porque le representan la verdad con conocimiento claro, que no sabe adonde se meter. Otras avisarme