Página:Su vida - Santa Teresa de Jesús - Tomo II (1927).pdf/23

Esta página no ha sido corregida
21
 

primera vez que el Señor me hizo esta merced de arrobamiento. Entendí estas palabras: Ya no quiero que tengas conversacion con hombres, sino con ángeles. A mí me hizo mucho espanto, porque el movimiento del ánima fué grande, y muy en el espíritu se me dijeron estas palabras. Ansí me hizo temor, aunque por otra parte gran consuelo, que en quitándoseme el temor (que á mi parecer causó la novedad) me quedó.

Ello se ha cumplido bien, que nunca mas yo he podido asentar en amistad, ni tener consolacion ni' amor particular, sino á personas, que entiendo le tienen á Dios, y le procuran servir; ni ha sido en mi mano, ni me hace al caso ser deudos ni amigos.

Sino entiendo esto, ó es persona que trata de oracion, esme cruz penosa tratar con nadie: esto es ansí á todo mi parecer, sin ninguna falta. Desde aquel dia yo quedé tan animosa para dejarlo todo por Dios, como quien habia querido en aquel momento (que no me parece fué mas) dejar otra a su sierva. Ansí que no fué menester mandármelo mas, que como me via el confesor tan asida en esto, no habia osado determinadamente decir, que lo hiciese. Debia yo aguardar á que el Señor obrase, como lo hizo, ni yo pensé salir con ello:

porque ya yo mesma lo habia procurado, y era tanta la pena que me daba, que como cosa, que me parecia no era inconveniente, lo dejaba; y aquí me dió el Señor libertad y fuerza para ponerla por obra. Ansí se lo dije al confesor, y lo dejé todo conforme á como me lo mandó. Hizo harto provecho