Página:Su vida - Santa Teresa de Jesús - Tomo II (1927).pdf/224

Esta página no ha sido corregida
222
 

CAPITULO XL

Prosigue en la mesma materia de decir las grandes mercedes, que el Señor la ha hecho. De algunas se puede tomar harto buena dotrina, que este ha sido, segun ha dicho, su principal intento despues de obedecer, poner las que son para provecho de las almas. Con este capítulo se acaba el discurso de su vida, que es cribió. Sea para gloria de el Señor: amen.

Estando una vez en oracion, era tanto el deleite, que en mí sentia, que como yndina de tal bien, comencé á pensar en cómo merecia mijor estar en el lugar, que yo habia visto estar para mí en el infierno, que, como he dicho, nunca olvido de la manera que allí me ví. Comenzóse con esta consideracion á inflamar mas mi alma, y vínome un arrobamiento de espíritu, de suerte, que yo no lo sé decir. Parecióme estar metido, y lleno de aquella majestad, que he entendido otras veces.

En esta majestad se me dió á entender una verdad, que es cumplimiento de todas las verdades:

no sé yo decir cómo, porque no ví nada. Dijéronme, sin ver quien, mas bien entendí ser la mesma verdad No es poco esto que hago por ti, que una de las cosas es en que mucho me debes, porque todo el daño que viene al mundo, es de no conocer las verdades de la Escritura con clara verdad: no faltará