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de sus siervos, y que te pudiese dar la claridad de entendimiento y quietud, que tienes. Dióme á entender que habiéndome dicho tantas personas y tales, que era Dios, que haria mal en no creerlo.

Estando rezando el salmo de Quicumque vult, se me dió á entender la manera cómo era un solo.

Dios y tres personas, tan claro, que yo me espanté y consolé mucho. Hízome grandísimo provecho para conocer mas la grandeza de Dios y sus maravillas, y para cuando pienso ú se trata en la Santísima Trinidad, parece entiendo como puede ser y es mucho contento.

Un dia de la Asuncion de la Reina de los ángeles y Señora nuestra, me quiso el Señor hacer esta merced, que en un arrobamiento se me presentó su subida al cielo, y el alegría y solemnidad con que fué recibida, y el lugar adónde está. Decir como fué esto, yo no sabria. Fué grandísima la gloria, que mi espíritu tuvo de ver tanta gloria:

quedé con grandes efetos, y aprovechóme para desear mas pasar grandes trabajos, y quedóme grande deseo de servir á esta Señora, pues tanto mereció.

Estando en un Collegio de la Compañía de Jesus, y estando comulgando los hermanos de aquella casa, ví un palio muy rico sobre sus cabezas; esto ví dos veces; cuando otras personas comulgaban no lo via.