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querria yo no hacer caso de ellas, ni ver que las hago, pues no son nada. Mas perdonadme, Señor mio, y no me culpeis, que con algo me tengo de consolar, pues no os sirvo en nada, que si en cosas grandes os sirviera, no hiciera caso de las nonadas. Bienaventuradas las personas, que os sirven con obras grandes: si con haberlas yo envidia y desearlo se me toma en cuenta, no quedaria muy atrás en contentaros, mas no valgo nada, Señor mio. Ponedme vos el valor, pues tanto me amais.

Acaecióme un dia de estos, que con traer un Breve de Roma para no poder tener renta este monesterio se acabó del todo, que parece me ha costado algun trabajo, estando consolada de verlo ansí concluido, y pensando los que habia tenido, y alabando á el Señor, que en algo se habia querido servir de mí, comencé á pensar las cosas que habia pasado: y es ansí, que en cada una de las que parecia eran algo, que yo habia hecho, hallaba tantas faltas e imperfeciones, y á veces poco ánimo, y muchas poca fe; porque hasta ahora, que todo lo veo cumplido, cuanto el Señor me dijo de esta casa se habia de hacer, nunca determinadamente lo acababa de creer, ni tampoco lo podia dudar:

no sé cómo era esto. Es que muchas veces por una parte me parecia imposible, por otra no lo podia dudar, digo creer, que no se habia de hacer. En fin hallé lo bueno haberlo el Señor hecho todo de su parte, y lo malo yo, y ansí dejé de pensar en ello, y no querria se me acordase, por no tropezar