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cas en las manos algunas veces; y como digo otras cosas he visto de ellos de mucha admiracion, y ansí tengo esta Orden en gran veneracion, porque los he tratado mucho, y veo conforma su vida con lo que el Señor me ha dado de ellos á entender.

Estando una noche en oracion, comenzó el Señor á decirme algunas palabras, y trayéndome á la memoria por ellas, cuán mala habia sido mi vida, que me hacian harta confusion y pena, porque aunque no van con rigor, hacen un sentimiento y pena que deshacen, y siéntese mas aprovechamiento de conocernos con una palabra de estas, que en muchos dias que nosotros consideremos nuestra miseria; porque trai consigo esculpida una verdad, que no la podemos negar. Representóme las voluntades con tanta vanidad, que habia tenido; y díjome que tuviese en mucho querer que se pusiese en El voluntad, que tan mal se habia gastado, como la mia, y admitirla El. Otras veces me dijo, que me acordase, cuando parece tenia por honra el ir contra la suya. Otras, que me acordase lo que le debia, que cuando yo le daba mayor golpe, estaba El haciéndome mercedes. Si tenia algunas faltas, que no son pocas, de manera me las da su Majestad á entender, que toda parece me deshago, y como tengo muchas, es muchas veces. Acaeciame reprenderme el confesor, y quererme consolar en la oracion, y hallar allí la reprension verdadera.

Pues tornando á lo que decia, como comenzó el Señor á traerme la memoria mi ruin vida, á vueltas de mis lágrimas, como yo entonces no habia