Página:Su vida - Santa Teresa de Jesús - Tomo II (1927).pdf/170

Esta página no ha sido corregida
168
 

á nadie, y descansar un poco en soledad, de lo que yo estaba bien necesitada, porque me traia molida tanto andar con gente. Como llegué, y dí mi discuento á la perlada, aplacóse algo, y todas enviaron al provincial, y quedóse la causa para delante de él; y venido, fuí á juicio, con harto gran contento de ver que padecia algo por el Señor, porque contra su Majestad, ni la Orden, no hallaba haber ofendido nada en este caso, antes procuraba aumentarla con todas mis fuerzas, y muriera de buena gana por ello, que todo mi deseo era que se cumpliese con toda perfecion. Acordéme del juicio de Cristo, y ví cuan no nada era aquel. Hice mi culpa, como muy culpada, y ansí lo parecia á quien no sabia todas las causas. Despues de haberme hecho una grande repreension, aunque no con tanto rigor como merecia el delito, y lo que muchos decian al provincial, yo no quisiera disculparme, porque iba determinada á ello; antes pedí me perdonase y castigase, y no estuviese desabrido conmigo.

En algunas cosas bien via yo me condenaban sin culpa, porque me decian lo habia hecho porque me tuviesen en algo, y por ser nombrada, y otras semejantes; mas en otras claro entendia, que decian verdad, en que era yo mas ruin que otras, y que pues no habia guardado la mucha religion que se llevaba en aquella casa, como pensaba guardarla en otra con mas rigor, que escandalizaba el pueblo y levantaba cosas nuevas. Todo no me hacia ningun alboroto ni pena, aunque yo mostraba tenerla, porque no pareciese tenia en poco lo que me decian.