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él. le envió á avisar un caballero, que mirase lo que hacia; que no nos ayudase; y que, encomenzando á mirar lo que nos habia de responder, y á pensar en el negocio y el intento que llevábamos, y manera de concierto y religion, se le asentó ser muy en servicio de Dios, y que no habia de dejar de hacerse: y ansí nos respondió, nos diésemos priesa á concluirlo, y dijo la manera y traza que se habia de tener; y aunque la hacienda era poca, que algo se había de fiar de Dios, que quien lo contradijese fuese á él, que él responderia, y ansi siempre nos ayudó, como despues diré. Y con esto fuimos muy consoladas, y con que algunas personas santas, que nos solian ser contrarias, estaban ya mas aplacadas, y algunas nos ayudaban:

entre ellas era el caballero santo, de quien ya he hecho mencion, que como lo es, y le pareció llevaba camino de tanta perfecion, por ser todo nuestro fundamento en oracion, aunque los medios le parecian muy dificultosos y sin camino, rendia su parecer á que podia ser cosa de Dios, que el mesmo Señor le debia mover: y ansí al maestro, que es el clérigo siervo de Dios, que dije que habia hablado primero, que es espejo de todo el lugar, como persona que le tiene Dios en él para remedio y aprovechamiento de muchas almas, y ya venia en ayudarme en el negocio. Y estando en estos términos, y siempre con ayuda de muchas oraciones, y teniendo comprada ya la casa en buena parte, aunque pequeña (mas de esto á mí no se me daba nada, que me habia dicho el Señor, que