para impedir la monotonía del crescendo en cada párrafo.
Por otra parte, creo aplicable aquí una observación análoga á la que hice no ha mucho del Diputado Colombres, en punto á la timidez en el análisis oratorio de las cuestiones en debate.
Francamente, no me gusta esa horticultura que consiste en podar los temas sin examinar el tronco.
Prefiero el estudio, menos agradable pero mas trascendental, del sabio que aburre con las minuciosidades de sus investigaciones microscópicas, cuando filtra su curiosidad científica á través del lente, para no dejar un solo punto sin luz.
Ça viendra!... Es mi esperanza como la de todos los que aprecian inteligancias como la de Carballido, y deplorarían verla anegada por la espuma superficial de los grandes debates.
Hasta ahí el reverso. Volvamos nuevamente la medalla.
Tenemos otra vez el busto agradable del Dr. Carballido, con su rostro de nuances germánicas, su bigote rubio y su mirada intensa.