En el Congreso ha sido un instrumento pasivo, un recipiente que aceptaba á fardo cerrado todo cuanto convenia depositar al partido que lo contaba en sus filas.
Se trataba de una moción atentatoria del reglamento ó de las prácticas parlamentarias, y era Rojas quien se encargaba de formularla, previa lección y examen del verdadero autor que se cuidaba de no jugar su reputación en partidas peligrosas.
Fué Rojas el que en 1879 hizo la moción de que se considerara con preferencia el dictamen de la minoría que aconsejaba la aceptación de varios Diputados. Por supuesto que la idea no fué suya, sino del doctor Plaza, que la presentó al juicio de sus muchos amigos de causa como la única fórmula que podria darles la mayoría que buscaban. Ninguno quiso cargar con la responsabilidad moral del acto. Solo Rojas, que tenia sed de figurar, se encargó de hacerla, pero con la condición espresa de que otros la sostendrían.
Así fué: Rojas formuló la moción, como quien dice, tiró la piedra y escondió la mano, y otros, los que tenían conciencia ó ilustración, la sostuvieron con el calor de sus convicciones.
Es lo cierto, sin embargo, que esa moción,