Pero, eso sí, le sobra audacia; y parodiando al diputado Tagle que en un tribunal defendiendo á su cliente afirmaba que, le chorreaba la justicia, me permito decir que á Rojas le chorrea una charla descosida, en la que no se sabe qué admirar mas, si la insolencia con que la derrama en presencia de ilustraciones como del Valle, ó la tolerancia con que le escuchan actores y espectadores.
No recuerdo, en todo lo qué llevo de oir y leer tantos desatinos, un hombre que se le iguale á Rojas en punto á incompetencia para abordar las mas triviales cuestiones. Todos sus discursos se parecen como una gota de agua sucia á otra idem: la misma tela burda, el mismo giro y hasta las mismas palabras, asi para hablar de los muertos como de los vivos.
No parece sino que este spécimen de orador tuviera por único bagage literario una cantidad limitada de voces, de las cuales usa y abusa en sus tiradas parlamentarias, que ciertamente nada valen y que solo pueden figurar al lado de las producciones de Candelario y Bibolini.
Rojas ignora totalmente el porqué de ciertos fenómenos y no sabría esplicar á qué debe el milagro de tenerse en dos pies.
Siente los efectos, pero no conoce las causas.