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24 MADAMA DE SEVIGNÉ

es tío de Mr. de Colbert, y por haber sido recusados por lo que se quiere portar tan honradamente. En cuanto á mí, salto hasta las nubes cuando pienso en esta infamia. No sé si se juzgará mañana ó si se hará que el asunto dure toda la semana. Tenemos todavia grand»s sustos que sufrir; pero puede ser que alguno sea de la opinión del pobre Mr. d'Ormessoa, que hasta aquí ha sido tan mal imitado. Pero escuchad, yo os ruego, tres ó cuatro cosas pequeñas, que son muy verdaderas y bastante extraordinarias. Primeramente hay un cometa que aparece hace cuatro días: al principio no ha sido anunciado más que por las mujeres y ha sido objeto de burla; pero al presente, todo el mundo le ha visto. Mr. de Artagnan veló la noche pasada y le vió muy claramente. Mr. de Neuré, gran astrólogo, dice que es de un tamaño considerable. He visto á Mr. Dufoin que le ha visto con tres ó cuero sabios. Yo, que os hablo, hago estar en vela para verla también. Aparece sobre las tres de la mañana; os lo advierto por que también podéis tener el gusto ó el dis- gusto de verle.

Berricr se ha vuelto loco, pero al pie de la letra; es decir, que después de haber sido sangrado excesivamente no deja de estar furioso; habla de horcas, de ruedas, escoge árboles á propósito; dice que se le quiere colgar y hace un ruido tan espantoso, que es preciso sujetarle y atarle. He aquí un castigo de Dios bastante visible y fijo. Ha habido uno, llamado Lamothe, que ha dicho, en el instante de recibir su sentencia, que Mr. de Bazemaux, gobernador de la Bastilla y Chamillar, (añaden también Poucet, pero no estoy segura de ello) le habían obligado varias veces á hablar contra Mr. Fouquet y contra de Lorme; que mediante esto, ellos le salvarian; pero que él no ha aceptado y lo declara antes de ser juzgado. Ha sido condenado á galeras. La familia Fouquet ha obteni'o una copia de esta declaración, y mañana la presentará á la Cámara. Es posible que no la admitan por que hay opiniones; pero pueden decirlo, y como el rumor ya se ha esparcido, debe hacer un gran efeclo en el ánimo de los jueces. ¿No es verdad que todo esto es muy extraordinario ?