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CARTAS ESCOGIDAS 19

Mad. Duplessis (t) ; no puedo ver más gentes que aquellas cop las cuales puedo hublar de esto y que tienen los mismos senti- mientos que yo. Ella también espera, como yo lo hago, sin saber por qué razón. Pero, ¿por qué esperáis? — Porque espero. — He aquí nuestras respuestas ; ¿ no son bien razona- bles? Yo la decía con la más grande verdad del mundo, que si obteníamos una sentencia tal como la deseamos, el colmo de mi alegría era pensar que os enviaria un hombre á caballo á toda brida para comunicaros esta agradable noticia, y que el placer de imaginar el que vos tendríais, haría el mío ente- ramente completo. Ella comprendió esto como yo, y nuestra imaginación nos dió en este pensamiento más de un cuarto de hora de felicidad. Sin embargo, quiero rectificar la última sesión del interrogatorio sobre el crimen de Estado. Os la había mandado á decir como me la habían dicho; pero la misma persona ha recordado mejor, y me la ha vuelto á decir. Después que Mr. Fouquet hubo dicho que los únicos efectos que se podían sacar del proyecto era darle la confusión de ha- berle oído, el Canciller le dijo : « No podéis decir que esto no sea un crimen de Estado. » Él respondió : « Confieso, señor, que es una locura y una extravagancia, pero no un crimen de Estado. Yo suplico á estos señores, dijo, volviéndose hacia los jueces, que me permitan explicar lo que entiendo por crimen de Estado. No es que ellos no sean más hábiles que nosotros; pero yo he tenido más tiempo que ellos pura examinarlo. Un crimen de Estado es, cuando se está en un cargo principal, cuando se tiene el secreto de un principe y de repente se pasa uno al enemigo; cuando se hace abrir las puertas de las ciu- dades, de que se es gobernador, al ejército de los enemigos, y se cierran á su verdadero señor; cuando se lleva en el partido todos los secretos del Estado. He aquí, señores, lo que se llama ua crimen de Estado. » il Canciller no sabía dónde meterse,

(1) Mad. Duplessis-Belliere, amiga íntima de Fouquet. Ella fué la encargada de retirar sus papeles de su casa de Saint-Mandé ; pero ño Luvo tiempo por que fué desterrada. Nespués volvió.