356 MADAMA DE SEVIGNÉ
poix (1); esto es obra de Mr. de Monfort; es como un encanto; todas las cabezas no piensan ya lo que ellas hacían. En fin, es un hombre, llamado fuertemente á su destino ¿qué que- réis que se haga?
Mr. de Lauzun no ha vuelto á Inglaterra: está alojado en Versalles y se encuentra muy contento.
Fla escrito á MADEMOISELLE, pero dada la cólera que ésta tiene contra él, dudo que logre apaciguarla. Yo he hecho toda- vía una gran obra; he estado á yer á Mad. de Ricouart, que ha vuello bace poco muy contenta de estar viuda. No tenéis más yue darme vuestros reconocimientos al terminar, como vues- tras novelas; ¿os acordáis? Doy gracias á la amable Paulina por su carta; estoy segura que su persona me agradaría : ¿No na podido pues encontrar para mí otro tratamiento que el de Madame? (2) Eso es muy serio. Adiós, mi querida hija; con- servad vuestra salud, es decir, vuestra belleza que yo amo tanto.
Á LA MISMA
Parts, lunes 14 febrero de 1689.
Pensáis demasiado en nuestras inquietudes; éstas no han sido excesivas; cuando supimos que nadie había recibido cartas de Provenza, no sacamos de ello ninguna mala con-
(1, El marqués de Mirepoix, casó el 16 de enero de 1589, con Ana Carlota María de Saint-Nectaire, hija del duque de la Ferté.
(2) Se habrá nolado que el marqués de Grignan seguia con su madre esta etiqueta de uso antiguo entrelos grandes señores y par- ticularmente en las provincias meridionales, donde las leyes romanas dan á los padres un exceso de poder, que inspira á los hijos más respeto que amor, y que al menos, exige las formas de la sumisión hasta en los esparcimientos del corazón. Mad. de Sevigné no enten: ula nada de esla falsa dignidad, la más triste máscara que la amis tad pueda tomar y se ha visto que ella se burlaba de su hija que sl hablar á su abuelo decía : Vurertro señor padre,