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CARTAS ESCOGIDAS 353

precioso; yo lo sentía asi cuando estabais en el hotel Car- navalet.

Os lo he dicho á menudo, no entraba nunca en casa sin una grande alegría; ahorraba las horas, era avara de ellas, pero en la ausencia no sucede esto; no las aprovecho de ninguna ma- uera, hasta las desperdicio algunas veces; se espera, se avanza en un tiempo al cual se aspira. Esta es una obra de tapicería que se quiere acabar : se es liberal de los días y se les da á quien los quiere, pero, mi querida hija, os confieso que cuando pienso de repente dónde me conduce está disipación y esta magnificencia de horas y de días tiemblo, no los encuen- tro seguros y la razón me presenta lo que infaliblemente he de encontrar en mi camino. Hija mía, quiero acabar estas reflexio- nes con vos y tratar de hacerlas bien sólidas para mí. El abate Tétu tiene un insomnio, que hace temerlo todo. Los médicos no quisieran responder de- su espíritu; él siente su estado, lo cual es un dolor : no subsiste más que por el opio. Trata de divertirse, de disiparse, busca especiáculos, nosotros queremos enviarle ¿ Saint-Germain, para ver establecerse al Rey y la reina de Inglaterra y al príncipe de Gales : ¿se puede ver un suceso más grande y más digno de constMuir una gran diver sión? En cuanto á la huída del Rey, parece que el príncipe de Orange la ha querido. El Rey fué enviado Exeter, donde tenía gana de ir : estaba muy bien guardado por todo el frente de su casa, en tanto que todas las puertas de atrás estaban libres y abiertas. El príncipe no ha pensado en hacer perecer á su suegro; está en Londres, siendo rbsolutamente el Rey, aunque sin tomar este nombre, no queriendo más que restablecer una religión que cree buena y mantener las leyes del país sia que cueste una gota de sangre. Ved aquí el revés completo de lo que pensamos de él; son puntos de vista bien diferentes. Entre tanto el Rey hace por estas majestades inglesas cosas verdadera- mente divinas; porque, ¿no es ser la imagen del todo podero- sa, sostener á un Rey destronado, vendido, abandonado, como éste lo está? La hermosa alma del Rey se complace en desem= Ppeñar este gran papel. Fué al encuentro de la reina con toda

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