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128 MADAMA DE SEVIGNÉ

Mi pobre tia me rogó el otro día, por señas, que os diera mil recuerdos y Os dijera adiós. Nos hizo llorar. Ha tenido pena al saber vueslra enfermedad. Nuestro abate os da mil recuer- dos : es preciso que le digáis siempre alguna palabra afectuosa para sostener el deseo que tiene de ir á veros.

Veo que estáis ahora en Grignan; yo espero que estaré alli á mi vuelta también como los otros. ¡Ah, yo estoy preparada ! Admiro mi desgracia; es bastante que desee una cosa para encontrar algún entorpecimiento. Estoy muy contenta de los cuidados y de la amistad del coadyutor; no le escribiré acerca de esto; estará más satisfecho y yo estaré encantada de verlo y bablár con él.

A LA MISMA

París, lunes, 21 de junio de 1612.

Mí pobre tía ha recibido ayer la extrematnción : jamás ha- béis visto un espectáculo lan triste : respira todavía; esto es todo lo que puedo deciros; lo demás lo sabréis oportunamente. Pero en fin, es imposible no estar profundamente conmovida de ver acabar tan cruelmente á una persona que se ha amado y honrado mucho. Vos decís acerca de esto todo lo que puede decirse de más hourado y razonable: yo haré uso de ello según vuestra opinión y después de haber decidido, os daré parte de la victovia y partiré sin tener los remordimientos y las inquie- tudes que yo preveía; ¡ tan imposible es no engañarse en todo lo que se piensa! Yo había imaginado que sufría mucho entre el disgusto de dejar 4 mi ía y lus temores de una guerra para mi hijo. Dios há puesto orden en un asunto, yo cumpliré to- dos mis deberes y la felicidad del Rey ha zanjado el otro, puesto que toda la Holanda se rinde sin resistencia y los dipu- tados eslán en la Corte, como yo os dije el otro día, Asi, hija mía, apresurémosnos á creer que no podemos pensar nada justo respecto al porvenir, y consideremos solamente la desgracia