CARTAS ESCOGIDAS 91
pues de esto es lo que no hay que separarse. Esta moda vuelve siempre. No se engaña mucho por largo tiempo al mundo y los astutos son al fin descubiertos, estoy persuadida de elle, Mr. de Pomponne no es menos opuesto á lo que le es tan con- trario, y 0s puedo asegurar que si yo fuese tan hábil para las demás cosas como lo soy para discurrir acerca de esto, no fal- taría nada á mi capacidad. Decidme de vez en cuando alguna cosa agradable para M. le Camús : esto es un fayor precioso para él, tanto más, cuanto que no está obligado á ninguna res- puesta.
El marqués de Villeroi ha partido para Lyon, como yo os había dicho; el rey le mandó decir con el mariscal de Crequí, que se alejara : se cree que es por algún discurso pronun- ciado en casa de la condesa de Soissons; en fin,
On parle d'eguzx, de Tibre, et Pon se fait du reste (1).
El Rey preguntó á Monsieur que venía de Paris: « — Y bien, hermano mío; ¿qué se dice en París? — MonsiruR le respondió : — Se habla mucho de este pobre marqués. — ¿Y qué se dice? — Se dice, señor, que ha querido hablar por otro desgraciado. — Y, ¿qué desgraciado? dijo el Rey. — Por el caballero de Lorena, dijo Monsieur. — Pero, ¿pensáis todavía en-este caballero de Lorena? ¿pensáis en ello? ¿Estaríais, agradecido con el que os lo presentase? — En verdad, res- pondió MonsiEUR, éste sería el mayor placer que yo podría recibir en mi vida. — Está bien, dijo el Rey ; quiero haceros este presente : hace dos días que el correo ha partido ; él vol- verá, yo os le deyuelvo y quiero que me debáis toda vuestra vida esta obligación y que le améis por amor de mí; hago más, pues le hago mariscal de campo de mi ejército. — En- tonces MonsIEUR se arrojó á los pies del Rey, le abraza fuerte- mente las rodillas y le besa la mano con una alegría sin igual.
El Rey le levanta y le dice : —Hermano mío, no es así como dos hermanos deben abrazarse — y le abraza fralernalmente.
(1) Verso de Corneille en Cinna, acto 4,* escona B,*