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SESION DE 20 I 21 DE FEBRERO DE 1825

bates de sus representantes sin manifestar el menor signo de aprobacion o desagrado; esto nos prueba la libertad de opinar, i el pueblo que se halla presente gustará de que el Congreso use de toda la libertad. Siga US. (dirijiéndose al señor Gandarillas).

El señor Gandarillas. —Continuaré por complacer a US. (despues de haberse escusado.) Señores, advertiré ántes, yo no ataco vicios de los diputados ni los conozco, ataco vicios jenerales i defectos de que no me creo exento. Yo lo que diré, que diputados que merecen buena reputacion i buena fe han contribuido indirectamente a la anarquía.

Una de las razones que se dan para que exista este cuerpo tan numeroso, es para que guarde el equilibrio con el Poder Ejecutivo, i para esto, digo que no se necesita un cuerpo para sostener las leyes; si no hai buena fe en el gobernante nada será la resistencia que ponga el cuerpo deliberativo a las miras de un déspota, así es que ésta no es una razon para que siga sus trabajos el Congreso.

Aduciré que suscribo a la mocion que se discute.

Yo habria suscrito de mui buena gana el proyecto presentado por el señor Albano; pero me parece que el término de 15 dias que se propone es sancionar que sufrirá los mismos entorpecimientos que las materias que hai pendientes; esta es otra razon que me ha convenido a opinar por el proyecto, ese curso tan lento que siguen las mociones que se presentan. Repito, señores, que no hai mala fe en los diputados para estorbar las deliberaciones sino nuestra ignorancia, i porque somos demasiado teóricos, es causa del embarazo que se nota en las decisiones del Congreso.

He oido aducir, por ejemplo, de que la Honorable Cámara de Representantes de Buenos Aires, sin embargo de haber dictado proscripciones i destierros el Gobierno, se sostuvo; pero hai mucha diferencia de pueblo a pueblo, de circunstancia a circunstancia; aquella se juntó sobre cadáveres i ruinas, i de sus desgracias sacó el órden. Este, reunido en medio de la libertad, parece un bajel abandonado al arbitrio de las olas; pero me exalto demasiado.

Añadiré a la mocion que los que pretenden la anarquía, son sus miras volver al Gobierno a don Bernardo O'Higgins, ese hombre que costó tanto para revocarlo, sin embargo que fué por un consentimiento unánime de los pueblos; para eso se trabaja i se desacredita la actual administracion. Ojalá que el Congreso delante de la barra...

El señor Rodríguez. —Antes de entrar a contestar sobre lo que han hablado los anteriores señores, suplico encarecidamente al benemérito pueblo de Chile que guarde toda la moderacion posible i el mas profundo silencio, porque en ninguna circunstancia debe manifestar mas circunspeccion que en ésta. En esta virtud, tomo la palabra; si por algun accidente no corresponde el resultado a mis deberes, abandono el asiento i no hablo mas.

Estoi en el caso que soi el primer autor en esta Sala, segun se me ha indicado; será porque mi pecho ancho me ha permitido levantar la voz mas que otros señores. He tenido el dolor de volver a oir a los señores Campino i Gandarillas, que insisten en su misma opinion. Si ellos han hablado por medio de esa táctica capitulera, i han creido hacerme vacilar, recomendándome la perfidia de un mandatario, sépanse esos señores (poniéndose de pie), que mi ilustre padre i mis dos hermanos, aquí, bajo mis plantas, me dicen que el modo de vengarlos es salvando los derechos del país, esta es la venganza que exije la felicidad de los pueblos. Con poca política, a este último señor diputado, he oido en los descansos decirme que estaba como Morante en la comedia i le dije que podia ir a lucir a la comedia de París, i se lo vuelvo a repetir. El ha hecho, en buena razon, uno de aquellos sermones que predican nuestros relijiosos en la plaza, despues que han ajusticiado a un reo; habria estado mui bueno como para el entierro del Congreso. Aquí se han espuesto delitos que jamas los he permitido, i tanto que, llevando cada diputado uno, no alcanzará su número a cargar tanto delito como se ha indicado. Yo creo que cada uno de los señores diputados, cuando hayan delinquido, habrá sido en un delito, i así es que sobran; pero, no creo tan vil a ningun diputado, lo digo a gritos, i ojalá tuviera una voz que me dejara oir en todo el mundo.

Cuando aun está humeando la sangre de mi familia, esos dignos amigos que me dió la naturaleza, creo que ahora empieza mi vida política i debo hablar con claridad. El pueblo está presente i dirá si esos aplausos los merecía o nó. Digo que empieza la época de mi vida, porque nunca he estado en situacion de servir al país; diré lo que respecta a mí, para que el pueblo decida sobre mi conducta i para poner en salvo mi honor. En 1814 entré en una revolucion; no lo niego, pero me arrepiento, aunque nunca entendí del destierro de nadie sino es una vez i eso en favor del mismo. El actual Presidente de la Sala era secretario entónces i dirá si alguna persona recibió mal de mí i si todas las personas aflijidas que iban a casa, alguna vez salieron desconsoladas; despues creí que la nave del Estado iba a naufragar... He dicho que he amado la libertad, poco he estudiado, nada he leido, pero me habré guiado siempre por el sentido comun. Siempre he sido idólatra de la libertad i jamas me sometí al despotismo, sea por sentimientos o porque nací en una clase que, aunque no era rica, no era mendicante. Mi padre, como un empleado, nunca careció de recursos para educarnos. He