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SESION DE 20 I 21 DE FEBRERO DE 1825

reputarse como efecto de su celo por el Interes jeneral.

Yo no sé cómo se pretende probar que el Congreso no ha hecho hasta el dia cosa alguna de utilidad pública. El reglamento interior, que se ha conceptuado como la obra ínfima de esta clase de cuerpos, ha difundido muchas luces en su organizacion, porque se han discutido i analizado muchos principios de la ciencia política que han ilustrado al pueblo i a los mismos representantes, ¿i podremos decir que el tiempo que se ha empleado en este trabajo ha sido enteramente perdido, i que ha traido el descrédito del Congreso? Yo jamas seré de esta opinion ni podre convenir en que, por un plan premeditado, se hayan paralizado las sesiones del Congreso con las cuestiones e incidentes que te ofrecieron en la discusión del reglamento interior.

El señor Campino. —Poco mas creo que se ocurra añadir a los motivos espuestos en la mocion; i ademas seria peligroso entrar en pormenores que comprobasen la justicia de estos motivos. Baste decir que los diputados que la promueven solo aspiran al bien i decoro del país, que ciertamente quedará a salvo si ella obiiene la aprobacion del Congreso; i si no, ellos tambien están resueltos a, de hecho, no concurrir mas; así la disolucion del Congreso está decidida de todos modos, i al solicitarse su sancion por medio de la mocion hecha, solo ha querido buscarse el medio mas decoroso i legal de verificarlo... Oigo ponderar a algunos señores diputados los trabajos del Congreso en estos tres meses; pero yo insistiré siempre en pedir que se me muestre el índice o inventario de las resoluciones tomadas por el Congreso, en este considerable período, que sean de una utilidad jeneral i de una beneficencia práctica conocida. No puedo concebir cómo haya uno que, en las circunstancias a que ha llegado el Congreso, espere de buena fe que todavia pueda hacerse algo útil. ¿Quién puede desconocer el espíritu de desunion que reina en este cuerpo, producido ménos por la diferencia de opiniones que por el encono de los ánimos i los intereses de personas i de partidos? ¿I cuál será el medio, no digo ya de unirlo, pero siquiera el de ponerlo en aquella disposicion necesaria para una marcha conveniente? ¿Habia de dónde suplir la falta de opinion que, perdida ya de antemano por todos estos motivos, debe ser ahora mucho mas, despues de lo que se ha atentado contra uno de sus individuos i la causa formada a otros? Señores, yo no sé, un temor me obliga a callar sobre esto. Temo, en efecto, en un asunto tan delicado, deslizarme a cada palabra e incurrir en agravios de personas; pero cada cual sabe i conoce mui bien lo que la decencia i el peligro o temor de las reconvenciones debe impedirme publicar. Por esto solo me refiero a los motivos dados en la mocion.

El señor Vera. —Sin entrar, por ahora, en el cuadro que presenta la marcha del Congreso, cuya retardacion sirve de pretesto a los que pretenden su disolucion; sin echar la vista por tantas mociones que gravitan sin resolverse sobre las comisiones, i cuando no hemos podido pronunciar la lei de garantías, de que me honro haber sido el proponente; yo pienso que, aunque ella estuviera sancionada, deberíamos contraernos a dos solos objetos en la crisis del dia, a saber: una estraordinaria autorizacion del Poder Ejecutivo i una suspension temporal de las sesiones del Lejislativo. Por ámbos es mi dictámen.

Se nos anuncia la Patria en peligro. Tener pendiente de las fórmulas a la autoridad que debe responder de la tranquilidad pública, seria eximirle de esa misma responsabilidad i quedar en mayor riesgo. Si este es efectivo, no proveer de remedios momentáneos al que los necesita, seria dejar armada la guerra de la seguridad contra la seguridad, es decir que, por sostener la seguridad individual, se deje comprometida la del comun. No se salva a los pueblos con papeles, i la lei de garantías no serviría en estas circunstancias, sino para deplorar la impotencia misma de las leyes. Acordémonos de la resolucion que han tomado en igual conflicto las lejislaturas de las naciones mas libres i cultas, i hagamos un paréntesis de los ejercicios a la nuestra. Yo veo demasiado exaltadas las pasiones. Continuar animándolas seria poner en desconcepto la Representacion Nacional, al paso que ya balanceará su crédito con la prision de uno de sus diputados i el ataque a dos de ellos en su seguridad individual, al paso que la suspension de sesiones por un corto tiempo dará lugar a la calma, pudiendo entretanto quedar una comision que despache lo urjente i vele sobre las del Congreso para que tengan evacuadas todas las mociones de que se hallan encargadas.

He aquí un arbitrio, que, a mi parecer, lo conciba todo.

Discurso de un señor diputado contra la mocion hecha para clausurar el Congreso

Aunque con espresiones de gran volúmen se ha pretendido figurar que los sucesos del 17, en la noche, son el resultado de un jérmen de revolucion i de anarquía comunicado a todos los pueblos del Estado; aunque se pretende igualmente inferir del modo mas orijinal, que para restablecer el órden es preciso que el Congreso decrete su disolucion, yo me veo obligado a confesar que no concibo el argumento de tales esposiciones, i mucho ménos esa necesidad tan espantosa que compele al Congreso a sancionar el abandono de la Nacion entera. Sin alterar ni reducir lo espuesto ayer por el señor Ministro del Interior, insistiré en sostener la inexistencia de un motivo que justifique una resolucion tan antipolítica. Si en San Fernando hai desórdenes, como se nos dice, la fuerza pública ¿es tan débil que no podrá contenerlos? Se ha querido asesinar a los