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CONGRESO NACIONAL

hacienda del Bajo, se ha dicho que éste seria un remate precipitado. Si cada uno es dueño de su medio i se ofrece el 2 por ciento, puede adquirirse así el empréstito. Sobre la venta de la hacienda, creo que está allanada toda la Sala en este mismo enajenamiento.

El señor Lazo. —Ya se ha sentado por el señor Ministro que en Chile hai patriotismo, que la falta de numerario es lo que impide el conseguir recursos i los que los tienen, los tienen encerrado en arcas. Tambien la desgracia que, luego que vino la noticia del gobernador intendente de Concepcion, corrió una voz que ya se habia concluido todo; ahora se oye de nuevo que han aumentado los peligros de aquellos pueblos aunque el Congreso no tiene datos algunos. Haciendo ver esos datos i que todos se convenzan de ellos, esos hombres que tienen dinero en arcas los prestarán gustosos, i si no, queda el arbitrio de pagar el uno, el dos i hasta el 3 por ciento, i así se encontrará donde quiera que se halle, porque los hombres muchas veces dudan de la verdad de los hechos hasta que se les convence con datos incontestables. Supuesto que hai patriotismo en Chile, luego que se conozcan los riegos, inmediatamente se proporcionarán auxilios.

El señor Presidente. —Señor Ministro, la Sala va a ocuparse de la votacion; puede US. retirarse.

El señor Ministro despejó entónces la Sala.

El señor Ocampo. —Apoyo la proposicion del señor Gandarillas, cuando al Gobierno se le concedió la venta del Bajo i Espejo. El Congreso, penetrado de las necesidades del Erario, le autorizó para que procediese a la venta, conforme a las leyes. A mas de las urjencias que manifestó en sus mismas notas, estaba hipotecado parte de su valor, a varios pagos que entónces el Ministro indicó en sus notas. El Congreso creyó entónces que solo esto bastaría; posteriormente han ocurrido los sucesos de Concepcion, que han puesto en bastante peligro la fidelidad de las demás tropas, que felizmente se han mantenido sosegadas. Para estos asuntos posteriores que traen nuevos gastos i apuros en el Erario, debe proporcionársele nuevos arbitrios. Por todos estos antecedentes, creo que es bastante distinta la autorizacion para la venta de las haciendas del Bajo i Espejo de la del empréstito; si no seria dejar al Gobierno con la misma ansiedad. Por estos principios, creo que, siendo diversos los casos sobre que se versa la autorizacion, no se debe solo limitar a la primera que se dió i que, estendiéndose la autorizacion del Gobierno, en los términos que ha propuesto el señor Argomedo, se realice el empréstito igualmente que la venta de las haciendas del Bajo i Espejo.

El señor Presidente. —Señor, todo lo que se ha propuesto hasta ahora, como medios para auxiliar al Ejecutivo, lo creo mui en el órden, como la autorizacion para pagar el uno i medio i el dos por ciento; pero, representado por el Gobierno que del empréstito de los 100,000 pesos no se habian conseguido mas que 40,000 pesos, la Sala no solo ha estrañado que en la propuesta se pone como parte del empréstito, créditos i efectos. Sin meternos ahora en averiguar si es perjudicial o nó, debemos observar que la clase de nuestras circunstancias nos obligan a echar mano de cualquier arbitrio; pero podemos encontrar alguno que no sea tan perjudicial. Un Estado, en circunstancias iguales, es lo mismo que un particular. ¿Qué hace un particular para aumentar sus riquezas? Economizar sus gastos i aumentar sus entradas; lo mismo debe suceder en el Estado; bien mejorando los medios de percepcion o aumentando sus rentas. Hé allí el caso. Sucede a otro particular que sobre eso hai un aluvion del rio que se lleva sus casas, tierras i demás riquezas, ¿qué haria? En este caso, si tenia alhajas, venderia las alhajas de su familia para remediar sus necesidades. Este es el caso de este Estado; tiene alhajas que vender, el Gobierno ha fundado ya los motivos que ha tenido para la ocupacion de los bienes regulares; así se podrían vender esos bienes o alhajas que le han quedado; pero, como encargado que soi de la administracion de ese ramo, no puedo ménos de hacer presente a los representantes de los pueblos que los males que están sufriendo esos bienes son intolerables; se ha tocado a todo jénero de fraudes; son diarias las reclamaciones que se hacen por razon, mejoras, deterioros i refacciones; son tales, que de su lejitimidad o falsedad no la podemos certificar. Teniendo tan inmediato el ejemplo de los secuestros, en que se perjudicó a muchos i el Erario no logró nada, que aunque fuera dándolos de obsequio, ganaría mas el Estado, porque todos esos fundos se están talando i destruyendo, i así, en una porcion, perderá el Erario. Yo creo que éste seria uno de los principales asuntos en que deberia ocuparse el Congreso.

Contrayéndome al caso presente, convengo en la autorizacion de la Sala para la venta del Bajo i Espejo, por la falta de crédito, i creo solo que el Ejecutivo presente uno de los fundos de los regulares para su venta; i que, sometiéndose al Congreso, se dispensasen las solemnidades i se ahorrarian los males que está sufriendo el Estado en esos bienes.

El señor Argomedo. —El arbitrio del señor Presidente seria mui bueno, si se pudiese realizar dentro de ocho dias; pero, no se puede ni dentro de un mes, i las circunstancias no son de esperar; es preciso deliberar con mucha precipitacion. Adoptando la medida del empréstito por de contado, socorríamos mui de pronto la necesidad aunque fuese dando el uno o uno i medio.

El señor Presidente. —Yo soi por el medio mas pronto; convengo en eso.

El señor Araos. —Yo sé efectivamente que si se toma el arbitrio de vender las haciendas del Bajo i Espejo, esta tarde misma podrían venderse. Seria mui conveniente autorizar al Gobierno para