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CONGRESO NACIONAL

tan grande como urjente. Se pregunta ¿Puede remediarse este riesgo sin dinero? Se responde que nó. Se vuelve a preguntar ¿i éste dinero existe? Se responde también que nó. La consecuencia ¿cuál es? que este mal no tendrá remedio. Siendo tan malo al interes público como al personal es preciso remedio; pero se ha mirado como un ataque a las propiedades individuales i como un despotismo en el Gobierno, lo que en él ha sido la imperiosa lei de la necesidad. Se han apuntado varios remedios para contribuir a las necesidades; pero observamos con dolor, que ninguno tiene efecto. Yo no sé si nos atreveremos a apuntar que acaso no se han tocado todos los arbitrios o no se quieren tocar. Yo no sé como, en unos pueblos en que la jactancia de patriotismo es el mayor mérito, creen que éste es un fantasma o que los riesgos están tan léjos que no nos amenacen o están locos; pues se quieren abandonar a la imprudente medida de remediarlos, cuando ya estén sobre nosotros i no tengan remedio.

Yo conozco en el Gobierno bastante interes para que haya tocado todos los medios i creo que los habrá tocado. No dejo de tener vergüenza en acordarme que el Gobierno no haya podido efectuar ninguno. Bien que creí que cada uno de los miembros que se nombrasen para esa Comision, conocedores en el comercio i en los capitales del país, se empeñase cada uno en buscar estos recursos, i en los cuales, miéntras mas se entretenga el Congreso, las contestaciones de parte a parte pondrían en mas ansiedad al Gobierno. Es preciso que el Congreso afiance con su autoridad los préstamos que se hagan al Gobierno; es sabido que el Gobierno no tiene crédito, porque los pueblos miden el crédito del Gobierno, no tanto por la persona sino por el destino que se da a ese crédito; i como la desgracia nos ha hecho tocar que, en las administraciones anteriores, se ha pedido i no se ha pagado, los pueblos desconfían, i así, no es estraño que este Gobierno sea envuelto en el mismo destino. En este conflicto i circunstancias, prescindiendo de las economías que puedan presentarse para esa espedicion, me ocurre que, acercándose esa Comision (no se crea que es insistir en mi primera opinion; es insistir en el único medio que encuentro, i si aun éste no se cree suficiente, soi bastante dócil para ceder); decia, pues, que, acercándose esta Comision al Gobierno meditasen juntos un empréstito por gremios. Todos sabemos lo que cuesta el empréstito forzoso; pero es preciso distinguir que puede solo ser forzoso en el objeto, quiere decir que es forzoso que se saque el empréstito; pero no es forzoso que Juan dé tanto. El que sea forzoso que haya un empréstito, no es decir que sea forzoso personalmente, ni que obligue a cada individuo en particular. La Comision con el Gobierno podia meditar que se reuniese el comercio, i éste acordase por sí mismo, cuánta era la cantidad que pudiese prestar; presidida esta junta por uno de la Comision, poniendo por garante la confianza del Cuerpo Lejislativo e hipotecándose los medios nacionales por medio de una escritura pública; que se retinan los hacendados i hagan lo mismo i así con todos los demás gremios. Yo creo o que era preciso entregarse a todos los desórdenes que trae consigo la desolacion de un Estado, o que el representante arrancase la jenerosidad, iba a decir, señor, la debida oblacion de los prestamistas, para salvarlos a ellos mismos i con ellos a la Patria. No es preciso que el Gobierno llame a un individuo a su seno, i es doloroso que así nos cubra la vergüenza. Cuando yo considero los riesgos, que he visto en otros puntos remediados en ménos de tres horas, remediados con la mayor felicidad, porque los riesgos se remedian con el patriotismo, i no quiero injuriar el patriotismo de Santiago; en que se empeña toda la Lejislatura i la cabeza de todos los hombres, a no ser que crea no se escuchase la voz de la Patria que está en peligro, i que hubiese una lei de impunidad a todo monopolio; entónces solo podria desesperarse. Pudiera tambien meditarse si convendria que, en el próximo remate de las haciendas del Bajo i Espejo, conviniese el Gobierno, no tanto por la calidad con plazos sino con la prontitud; porque, señor, en una necesidad urjente hemos de tocar arbitrios i dar autorizaciones estraordinarias. Yo nunca convendré en que se apuren los remates, porque, cuando hai pocos que compren, el comprador da la lei, así es que es peligroso salvar formalidades, especialmente cuando se acerca el dia en que debe darse el último pregón i remate. Este arbitrio por gremios, señalando a cada uno lo que debe con una escritura i a cada individuo en especial una escritura particular, yo creo que será lo que pueda dar al Gobierno mayores recursos i mas prontos. Veremos si otros medios que se propongan son mas adaptables que éste, que yo de mi parte lo apoyaré.

Iba a decir tambien, no esperemos para esto datos, como se han pedido ántes por la Comision; ellos pueden servir para un plan de Hacienda, pero no para proporcionar en el momento recursos. Desde el primer dia previ i previó toda la Sala que, si íbamos buscando artículo para establecer un plan de Hacienda, no socorreríamos al Gobierno, i despues quizá ni aquél se pudiera establecer. El fuego no se detiene sino atajado por momentos; si nó lo cortamos pronto, acaso encontraremos incendiada la Sala i no podremos salir de ella. Así, pues, la resolucion debe ser en proporcion de la urjencia del medio, i la urjencia del medio con la urjencia del mal.

El señor González. —La Comision no ha querido datos para proporcionar arbitrios, porque serian inútiles en este caso, sino para formar el plan de Hacienda que ha de rejir en lo sucesivo; ahora solo quiere que el señor Ministro proponga arbitrios i que se adopte cualquier medio para que la espedicion marche prontamente al Sur.

El señor Infante. —En el año 818, el señor de