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SESION DE 1.° DE ENERO DE 1825

allí no se hablaba mas idioma que el francés, i notó que los oficiales del tal buque eran en mas número que el que corresponde a un mercante, i vestidos con bastante aseo i decencia, bien que en traje de paisanos. Sabiendo que la dirección del Kiel era para Valparaíso, le dieron tres cartas para sujetos residentes en esa capital, las que al tiempo de fondear entregó al correo junto con las que traia de Lóndres. El 4 del corriente habló con la fragata Surft procedente del Japón, la que le comunicó que el dia ántes habian visto nueve velas, pero no distinguió su clase, ni su bandera. —Cuando he recibido esta declaración, ya el correo de hoi se habia marchado para esa capital, llevándose las tres cartas que entregó la Rosa, pero como Mr. Larrion me ha asegurado que aunque no recuerda los nombres de su dirección, luego que vuelva a ver los sobres de todas las cartas que entregó al correo, distinguirá las enunciadas tres; escribo en este momento por estraordinario al administrador jeneral, pidiéndole que el paquete en que fueron dichas cartas, lo devuelva a esta administración para que en su vista pueda Mr. Larrion designarlas i yo tener el honor de remitirlas a US. para los fines que pueda convenir.#

Lo que el Director Supremo tiene el honor de comunicar al Congreso Nacional para su conocimiento, reiterándole encarecidamente el nombramiento de la comision pedida con fecha de ayer.

Igualmente es de la mayor importancia comenzar inmediatamente a dar movimiento a la maestranza, i a surtir el parque de las municiones suficientes, i en cuyo acopio ya debia haberse empezado a trabajar. El Director Supremo nada puede hacer por falta de fondos, i está mirando aproximarse los peligros, sin capacidad por su parte para poner el país a cubierto de los riesgos que le amagan.

El Director Supremo renueva al Soberano Congreso los sentimientos de su mas alta consideración. —Santiago de Chile, Diciembre 31 de 1824. —Ramón Freire. —F. A. Pinto. —Al Soberano Congreso Nacional.


Núm. 186

Soberano Señor:

Por los adjuntos documentos que el Director Supremo eleva a la consideración del Soberano Congreso, se instruirá de los acontecimientos que han ocurrido en Melipilla, a consecuencia de la elección de diputados mandada practicar en aquella delegación. El Director, considerando el estado de inquietud i fermentación en que se hallaba el pueblo, a riesgo de ser perturbada su tranquilidad con escándalo público, tuvo a bien mandar suspender la elección hasta nueva determinación, i entretanto se noticiaba al Soberano Congreso de los particulares ocurridos, para que tomase las providencias mas oportunas. Mas, donde el Director llama especialmente la atencion del Congreso es a la esposicion del procurador jeneral de dicha delegación, en que manifiesta el medio infame i criminal de que se han valido algunos individuos para seducir a los incautos i atraerlos a su devocion, propagando la inicua i maliciosa idea de que el Gobierno Supremo tiene Ínteres en la elección de determinadas personas, contra el decoro, delicadeza e imparcialidad que siempre ha acreditado el que suscribe en todos los actos de su administración. Por tanto, espera que la Representación Nacional tomará este negocio en consideración con la circunspección que le es característica, i aun se atreve a recordarle como muí oportuna la medida de que se comisionase una persona de su mismo seno para que fuese a presidir la elección.

Con este motivo, el Director saluda a la Representación Nacional con el aprecio i consideración que acostumbra. —Santiago, Diciembre 29 de 1824. —Ramón Freire. —F. A. Pinto. —Al Soberano Congreso Nacional.


Núm. 187

Excmo. Señor:

El procurador (digo) apoderado de Melipilla, ante V. E. respetuosamente espongo: que he recibido comunicaciones de mi pueblo en que me avisan que algunos individuos interesados en las elecciones próximas de diputados, se ocupan de inquietar al pueblo con anuncios de que la relijion se pierde si los sufrajios no recaen en el doctor Egaña para tal diputado en el Congreso. Este funesto arbitrio ha sido tentado en aquel pueblo a imitación de la capital. Algunos ajentes del ex-gobernador, establecido en la villa, reúnen a los partidarios i, a fuerza de seducción, de imposturas i de cohechos, pretenden justificar la elección pasada. Se han hecho los arbitros de la reputación de todos los individuos, sin distinción, corren las campañas, reparten pronósticos fatales contra los que no suscriben a sus candidatos.

Esta licencia escandalosa, tan incompatible con el objeto de un gobierno regular, como con la misma libertad pública, cuyos resortes se inutilizan sometiendo la opinion con el hierro del fanatismo, es ya el asilo de los náufragos serviles que, desesperados de llegar a sus fines, pretenden inundar el Estado, destruyéndola unión i la confianza recíproca de los ciudadanos.

Si con anticipación no se toman medidas severas en mi pueblo, que restituyan el reposo i la libertad de los sufragantes, el resultado de la nueva elección será la voluntad de un fraile i tres demagogos seductores, cuya influencia, apode