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SESION DE 15 DE JUNIO DE 1832

parecerlo; mas, ya que se le calumnia, no es sino con suma repugnancia que va a recordar uno de los mas pequeños rasgos de su vida.

Cuando faltando al decoro de la Nación, al respeto debido a nuestras autoridades, resolvió el jeneral San Martin la espedicion del Perú, cuando se propuso echar una contribución a los moradores del Reino sin consultar primero el voto del Excmo. Senado, fué necesario reunir el vecindario de la capital en la sala directorial. El doctor Marin esperaba que los senadores constituidos en dignidad, que algunos de los que hoi nos calumnian, de esos celosos defensores del pais, reclamasen los derechos del Estado, la parte que debian tener en esta empresa, como también el desprecio de nuestros primeros majistrados; pero desgraciadamente un solo simple ciudadano osó alzar la voz, osó impetrar la observancia de las leyes, siendo ésta cabalmente una de las ocasiones en que Chile triunfó del despotismo. A pesar de todo, éste i otros sacrificios no me conducen a la dicha, al goce de los derechos sociales, sino en los momentos mismos en que, debiendo disfrutarlos, solo me resta el dolor de no alcanzar a merecerlos; alumnias, invectivas, destierros, persecuciones han sido i serán el premio de mis servicios; i para decirlo todo, a los tiempos del señor Freire estaba reservado, el que un ministro estranjero a nuestra revolución, i que durante ésta yacia fuera del Reino sepultado en las delicias de Cápua, insultase a ciudadanos que han sabido distinguirse por su amor al pais, i también merecido de la Patria.

Yo no lo estraño, S. S. representantes, con anticipacion he presajiado cuanto está escrito de mí en el eterno libro del destino; que el hombre que ha estudiado por conocerse, que ha pulsado su corazon i sus principios, ha debido también saber la suerte que se le espera. Yo he debido, pues, padecer el celo por la causa pública, decirse sabe de ciertos colores, que las mas veces pasa por pasión, lo que solo es valentía del ánimo; i la historia de los siglos me enseña que aun en las acciones de los hombres de mejor mérito, se deja descubierto el flaco que los hace víctimas de sus mismas operaciones. Publíquese, enhorabuena, que soi un revolucionario, un faccionista. El ménos prevenido advertirá que el arbitrio de acusar i juzgar por meras jeneralidades está detestado por la conciencia pública, i que espresiones semejantes son i han sido siempre el idioma de los Gobiernos de hoi, gabinetes tiranos. Por último, séame permitido decir que si el impedir cuanto estuvo de mi parte en el Consejo de Estado, el que el Director Supremo de propia autoridad echase por tierra la Constitución del año 23, si el oponerme a la dictadura, a que se aspiraba, a esa majistratura que a la luz de la filosofía se presentará siempre terrible, si el desear finalmente que las provincias nombrasen sus diputados para que ocupados de los males proveyesen del remedio, es ser desorganizador i faccionista, vengo gustoso en honrarme con semejante título; porque, si el obrar como buen majistrado, como buen ciudadano, son oficios recomendables, lidiar contra el despotismo es abrirse camino para la gloria.

Convirtiéndome, pues, a mi propósito, i ya que por medio de mi expatriación se han violado todas las garantías sociales, lleno de la estima de mí mismo i de la satisfacción que inspira una conciencia sin reproche, ocurro a Vuestra Soberanía, no a impetrar los socorros de la indijencia menesterosa, nó a solicitar gracia alguna, sí solo a reclamar el agravio de las leyes ofendidas en mi persona; i, pues, la posicion mas ventajosa para el buen derecho, es la de alegarlo ante personas íntegras e ilustradas, i jueces en su propia causa, espero fundadamente que Vuestra Soberanía abrirá la puerta, reponiendo las cosas al estado que tenian de antemano, sobre el seguro de estar dispuesto a dar en juicio contradictorio o de oficio la satisfacción que corresponde, así lo pide el órden de justicia; lo exije también el decoro, respeto i jenerosidad de Vuestra Soberanía, porque si fué interesante el cuadro del hombre de bien luchando con la adversidad, fuélo mucho mas el de aquél que supo sostenerle en su desgracia; para todo lo que

A Vuestra Soberanía pido i suplico se digne hacer como he pedido en la conclusión de este memorial, que es justicia: —José Gaspar Marin. —Santiago, Octubre 14 de 1831.

En tabla. [1]



Núm. 438 [2]

Parece que el tiempo debiera haber desengañado ya a los enemigos de Chile de la inutilidad de sus tentativas para desacreditar el movimiento popular de 829, justificado con dos años de resultados de órden i de quietud; pero el resentimiento no respeta los hechos mas demostrados, atropella la verdad i busca el desahogo en la calumnia i el embuste. En estos dias ha parecido un papel impreso en Lima bajo el título "el ciudadano Ramón Freire a sus conciudadanos", en que, para vindicar las vergonzosas inconsecuencias de este hombre, se injuria a la Nacion chilena, atribuyendo la conmocion a que fué arrastrada por las violaciones del Código fundamental a las maquinaciones de un partido. Aunque ese papel está datado en Lima a 1.° de Ju

  1. Incluimos esta solicitud en la presente sesión apesar de la providencia que lleva al pié porque en el acta de la sesión del 14 de Octubre de 1831 no hai constancia de su presentacion como lo hai, por el contrario, en el acta de la sesión del 15 de Junio de 1832. —(Nota del Recopilador.)
  2. El articulo que sigue ha sido trascrito de El Araucano, núm. 83 de 14 de Abril de 1832. —(Nota del Recopilador.)