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SESION DE 12 DE OCTUBRE DE 1831

Santidad para obispo de Santiago o de Concepción, como yo hubiese dicho al cardenal, Ministro de Estado, que yo no admitia gobierno de Iglesia alguna i solo admitiría un Obis-pado titular para consagrar los obispos que se nombrasen para Chile i ayudar en lo que pudiese, Su Santidad, informado de esto por su Ministro, me dijo: ¿I qué haremos con esto? A esto le contesté: Santísimo Padre, seis años he administrado la diócesis de Santiago i he tenido mucho que sufrir, porque en tiempo de revolución los Gobiernos son mui pesados i peligrosos, i me he propuesto vivir en retiro lo que me resta de vida. El Santo Padre me respondió a esto: Pues, en tal caso, me darás una lista de los eclesiásticos de Chile que conceptúe•. ser dignos de Obispado. Yo le dije: Santísimo Padre, no puedo dar semejante lista porque no tengo para ello órden de mi Gobierno. Traicionaría a mi Gobierno si me abrogara tal facultad, i debo prevenir a Vuestra Santidad que el Gobierno de Chile, i creo que todos los de América, están íntimamente persuadidos de que la presentación para los Obispados les es privativa por un derecho imprescriptible e inamisible, i se espondrá Su Santidad aquenole den pase a las bulas que espidiese para el efecto. Su Santidad a esto me respondió: No te pido esa lista para nombrar obispos sino para tener un conocimiento privado de los eclesiásticos meritorios de tal dignidad, como lo he practicado con los que me há pedido el jeneral Bolívar, cuya lista pasé al obispo de Mérida para que me informase, i les mandé despachar las bulas. Siendo solo para ese efecto, respondí a Su Santidad, daré la lista que me pide, como lo efectué.

Mas, como a los pocos dias el secretario del Consistorio me avisase que el presbítero don Manuel Vicuña debia ser nombrado obispo titular i administrador del Obispado de Santiago, le dije con fuego: que semejante providencia debia exaltar al Gobierno de Chile i aun a toda la América, i que creía que no admitirían las bulas. Pusieron esto en noticia de Su Santidad i luego me mandó llamar. Fui a la hora que se me designó, i como inmediatamente se moviese la materia, dije a Su Santidad: ¿Cómo es, Santísimo Padre, que Vuestra Santidad ha nombrado obispo i administrador de la diócesis de Santiago de Chile al presbítero don Manuel Vicuña, habiéndome asegurado que no me pedia la lista para nombrar obispos? Su Santidad me respondió: Nadie me puede quitar la facultad que tengo para nombrar administradores en las Iglesias que se hallan vacantes por espulsion o ausencia notable de sus obispos propios, como lo he hecho en ta Iglesia de León de Francia, poniendo un obispo administrador porque aquel Gobierno habia espulsado al Arzobispo propio de aquella Iglesia por ser tio de Napoleon. A esto le dije: ¿pero Su Santidad lo haria con anuencia del Rei de Francia? Me respondió que sí. Luego le dije: ¿Pues por qué no se observa esto mismo con el Gobierno de Chile? I concluyó diciéndome: porque me habéis informado que el presbítero Vicuña tiene en Chile opinion por su virtud, i me persuade que aquel Gobierno no lo repugnará.

Despues de esto, habia determinado Su Santidad escribirle a S. E ., el Presidente de la República de Chile, según me aseguró un secretario, i el mismo Santo Padre, cuando me fui a despedir, me dijo: que me escribiría a Jénova por el conducto del Consal romano que reside en aquella ciudad, i, me persuado, seria para este efecto i para que se restableciesen las misiones de los indios, en que se interesaba Su Santidad, a fin de que el Gobierno de Chile tomase empeño en esa materia. Mas, como al poco tiempo despues de mi partida de Roma murió Su Santidad, no se eftctuó su determinación.

Mas, si el actual Papa, el señor Pió VIII, ha dictado algunas providencias sobre las materias de que habla el Ministro de Colombia, yo lo ignoro, porque, como tengo dicho, no he recibido comunicación alguna de aquella Corte.

Me persuado que será demasiado molesta a V. S . la prolija relación que he hecho, pero a falta de documentos, me ha sido indispensable para manifestar el piadoso carácter i sentimiento político del señor León XII i la injenuídad i firmeza con que yo sostenía las prerrogativas i libertad política del Supremo Gobierno de Chile, a fin de refutar la infundada comunicación del Ministro de Colombia, en la justa intelijencia de que ninguna cosa, de cuanto he dicho, podrá ser desmentida, i de que sé distinguir entre los derechos de la Patria i de la relijion, contenidos en el Santo Evanjelio: Dad al César lo que es del César i a Dios lo que es de Dios. Asíesque si me lisonjeo de haber, como fiel ciudadano, trabajado por las libertades políticas o civiles de mi cara Patria, tengo igualmente la gloria de ser uno de los alumnos amantes i celosos de nuestra adorable relijion.

Dios guarde a V. S. muchos años. — Concepcion, Marzo 14 de 1831.-— JOSÉ IGNACIO, Obispo de Retimo.— Señor Ministro del Interior don Diego Portales.



Núm. 332

Esta Cámara, en vista de la consulta del Poder Ejecutivo, que incluyo, ha decretado lo siguiente:

"El Congreso Nacional de Chile, en vista de la consulta del Poder Ejecutivo, que hace ver la necesidad i conveniencia de que el profesor don Claudio Gay, encargado de trabajar en la historia natural del pais, pase a Europa, en donde al mismo tiempo que entable relaciones con los sabios que proporcionen ventajas a sus conocimientos, pueda proveerse de los instrumentos, libros i demás artículos que necesita para su desempeño i traer los libros e instru-