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CÁMARA DE DIPUTADOS
su razon,
su gusto.

Tenemos por consiguiente que suministrara la juventud los estudios que liendan a formar i esclarecer al mismo tiempo, su voluntad, su razon, i su gusto. De la primera penden su conducta, su probidad, su carácter mora; de la segunda, su raciocinio, su entendimiento, su rapaeidad para el fomento de las obras titiles; en fin, el gusto, sus nobles sentimientos, su felicidad íntenor, su aptitud para las hellas artes i la litelatura, etc. Toda instruccion que no sirve para rifas rosas mas que para el desarrollo de una sola de las facultadts intelectuales a costa de las demas, es viciosa mala, incapaz de asegurar la felicidad del hombre, ni formar un caráctrer de ciudadano.

Partiendo de estos principios, setá forzoso admitir con los hombres de estado i pedagogos mas ilustiaelos, que de todos los estudios que concurren a ilustrar al hombre, los fundamentales son:

  1. La Relijion, paia formar su voluntad:
  2. Las matemáticas, pata formar su raciocinio;
  3. El estudio de la literatura i los idiomas antiguos, para formar su gusto.

La primera es sin duda la única que puede enfrenar la voluntad mal dirijida del hombre: sin ella toda ilustracion es falsa, engañadora, es ignorancia mas oscura que la ignorancia misma.

La segunda es la única perfecta, verdadera ciencia, ella sirve de fundamento, de norma para los demas; es la que obra poderosamente en el desarrollo de la facultad de razonar o raciocinar: pero, paia que aparezca con toda su grandeza a los cijos ele la juventud, no se debe enseñar como arte de contar o de medir, sino como ciencia, romo lójica esperimental.

En fin, el estudio de la literatura i de los idiomas antiguos i en particular el del idioma clásico latino el mas peifecto i de la gramática mas perfecta, nos abre los tesoros de la literatura que ha formado el gusto de todos los escritores i hombres sabios de las naciones modernas; es el que influye mas en el espíritu público, i el patriotismo ce los ciudadanos de una República, poniéndonos en contacto con los héroes de las antiguas Repúblicas, haciéndonos presente la época mas hermosa de lo pasado, a la cual todavía no nos hemos igualado bajo muchos aspectos. Sin el conocimiento del latin i de su gramática, dificulto que alguien apienda con perfeccion el castellano i los inmensos recursos que presenta este idioma que se ha formado i perfeccionado sobre el latin. A mas de esto, repetiré lo que he oido decir a uno de los escritores mas distinguidos que posee Chile, que el estudio mismo de la gramática latina influye mucho en el raciocinio de los jóvenes, i el desarrollo de sus facultades intelectuales: es un ramo de la filosofía por la cual han de piincipiar todos los que tratan de ilustrarle.

8.° Principio fundamental para un reglamento de estudios en los colejios

En vi-ti de lo espuesto seria preciso admitir por principio fundamental paia el reg amento de estudios en los colej os, lo siguiente:

"La instruccion colejial debe principiar por el estudio simultáneo de la relijion, de las matemáticas i de las humanidades, i este estudio, empezando por el catecismo, la aritmética i el latín, debe elevarse por grados i llegando a las últimas clases ha de foimar un sistema de los conocimientos científicos literarios mas necesarios para ilustrar a un ciudadano."

Antes de aplicar este principio al reglamento mismo de estudios, tengo que contestar a las dos objeciones que se presentan i que suelen hacer los padres de familias i aun algunos profesores:

  1. ¿Es posible que los niños aprendan al mismo tiempo el latin, las matemáticas i otras cosas? Esto seria exijir demasiado de ellos, seria martirizarlos poniendo en peligro su salud, etc.
  2. ¿Que necesidad tiene un niño de quedar por seis o siete años en un colejio, estudiando cosas que para el no tienen ningún interes, ningún provecho inmediato i que seria mejor que despues de haber aprendido lo mas esencial saliese del colejio para ayudar a su padre, etc.

A la primera objecion, contestaremos que en jeneral los niños aprenden mejor estudiando al mismo tiempo dos cosas diferentes que una sola; porque el ánimo cansado con el estudio de la una puede descansar estudiando la otra. A mas de esto es fácil prever que haciendo seguir al jóven simultáneamente el curso de las humanidades (el latin, el castellano, la historia, la literatura) i del racionalismo las matemáticas, la jeografía, las ciencias) haciendo pasar este jóven por grados, se ve mejor, para cual de los ramos de estudio tiene mejor disposicion natural i mas talento; de este modo tambien los jóvenes aprenden a conocerse a sí mismo i sus inclinaciones i escojen despues con discernimiento el destino que les conviene.

A la segunda objecion citaremos, primero que los mas alumnos, aun en el estado actual de los colejios quedan por cinco o seis años en el colejio; segundo, que una vez acostumbrados los padres de familia a mandar a sus hijos al colejio en la edad de siete a ocho años, ¿qué perjuicio puede resultar a un jóven de haber consagrado sus siete u ocho años de juventud, mas adecuados para la instruccion, a una vida colejial, que a mas de prometerle luces i conocimientos de toda clase es tambien como la mejor escuela para la vida práctica de un ciudadano? En fin, aunque haya familias que no se hallen en el caso de antener sus hijos por tantos años en un colejio i que quieran desde temprano ejeicitarlos en algún arte o industria lucrativa, me parece,