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SESION EN 9 DE SETIEMBRE DE 1842

La historia dirá de cada uno de ellos lo que le corresponda. Tampoco creo señores que el Gobierno haya querido poner esta escepcion; no, bien penetrado estoi de sus mui nobles sentimientos. Este acto es un signo característico de su liberalidad i patriotismo, i sin este límite, sin esta escepcion, será el acto mas consecuente con la época de órden, con la época de ventura i prosperidad a que felizmente hemos llegado. Opino, pues, señores, porque no se hagan distinciones que pudieran ser odiosas.

El señor Sánchez, dijo: el Supremo Gobierno ha llenado, a mi juicio, uno de sus principales deberes i dado a la nacion chilena la paz i con cordia que reclamaba. Si circunstancias estraordinarias en épocas aciagas a tomar medidas violentas, esas han cesado enteramente, i no era posible que, despues de cimentado el órden permaneciesen aun destituidos de sus honores i empleos nuestros libertadores. Sin embargo, yo tengo el sentimiento de que no se dé a esta medida toda la latitud que merece: todavía es susceptible de mayor ensanche, i susceptible tambien de brindarnos mayor gloria. Sobradas razones hai para disipar las dudas que un señor Diputado ha manifestado tener sobre este punto.

Vasto es, señores, el campo para abogar por tan buena causa. Todo se presenta en favor de la justicia: todo conspira a consumar esta obra, por tanto no me detendré mas en este punto; solo he querido manifestar a la Cámara mis sentimientos.

El señor Cerda dijo: las dudas que manifesté a la Cámara en la sesion pasada, se han convertido en verdaderas objeciones; no trataré de estenderme mucho: solo haré lijeramente algunas observaciones para demostrar que el asunto de que se trata no es solamente contrario a la justicia sino tambien a la sana política. En efecto, el Gobierno llamó ya a sus hijos descarriados, pero entre estos mismos es absolutamente indispensable que haya alguna distincion. La lei a que aludo es la que se espidió en 31 de Mayo de 1839, pero esta tiene sus escepciones; en primer lugar, separaba a todos aquellos que habían sido acusados por crímenes o delitos posteriores i a los que se hallaban actualmente procesados; i con razon pues, señores, como es posible prestar una jenerosa protección al criminal; como es posible, repito, poner al lado del justo al que no lo es, esto es sumamente contrario al honor, a la política i a la equidad. Por otra parte, si en las repúblicas, que tantos elementos tenemos para la disolucion, se abre un campo tan propicio a la criminalidad, al fin ¿qué vendrá a resultar? El desórden indudablemente; por ejemplo, hago yo una revolución al Gobierno actual, se me sorprende, huyo, porque de lo contrario me ahorcan, pero al poco tiempo despues léjos de correr este riesgo he merecido, quiza la compasion i ya no hai inconveniente, aun para intervenir de nuevo en los negocios políticos de mi pais. Esto es horroroso, yo puedo convenir hasta cierto punto, en que es un acto noble i jeneroso perdonar sus crímenes, despues de haber esperimentado los azares de una espatriacion, pero premiarlos dándoles grado, honores, es alentar al malvado, no es justo, político ni equitativo. Se esceptúan tambien por esta lei, aquellos que han sido traidores a su patria i a los que tomaron las armas en favor de Santa Cruz durante la guerra de Chile con el Perú; estos, en mi concepto ni aun merecen ser perdonados, mucho ménos ceñirse de nuevo una espada que han combatido, que han manchado i ofendido. Jamas se les habría ocurrido a los romanos llamar a Coroliano para confiarle el mando de sus ejércitos. Pasaré pues a la cuarta escepcion: aquí se comprenden todos los milita res que tomaron las armas despues del año 26. Tampoco pueden alegar ninguna razon para ser dados de alta, i aun les seria inútil porque no tienen el tiempo necesario de servicios para obtener su retiro.

De la misma manera aquellos que habiendo sido llamados por la patria en circunstancias apuradas, rehusaron servirla, no merecen ahora, de ningún modo ser premiados. Aun queda por notar otra escepcion: los que incitados por el Gobierno para tomar las armas no acudieron porque tenian ocupaciones mas productivas, en una palabra, porque no tenian necesidad, no deben a mi ver ser llamados en estas circunstancias; pero tambien debo advertir que no han de confundirse estos con aquellos que, obligados por el honor, se creyeron humillados por esta invitacion.

Respeto mucho, señores, esta especie de pundonor. Digo pues, que los comprendidos en esta clase, i si se quiere tambien en los de la penúltima, pueden considerarse como acreedores a estos premios; pero en cuanto a los demás no es justo, señores, i lo que no es justo no es político. Se equivoca el Gobierno que crea que por estos medios se granjea partido, se equivoca; solamente conseguiría ofender la virtud confundiéndola con el crimen; ¿qué premios reservarnos entónces para los veteranos de nuestra Independencia? Señores, creo haber dicho lo bastante en apoyo de mi oposicion.

El señor Ministro de Hacienda dijo: como uno de los miembros del Gabinete tomo la palabra para contestar las observaciones que se han hecho, pero ántes de hacerlo digo con franqueza, que no abrigo en mi pecho sentimiento ninguno: sólo veo en la presente cuestión la prosperidad de mi patria. El Gobierno en su primer paso hácia la reconciliacion de los chilenos, practicó, sin duda, un acto liberal, hizo quizá cuanto las circunstancias le permitieron en aquella época. Hoi nuestra feliz situacion nos permite dar un paso mas, no tenemos inconveniente que nos embarace. De todas las observaciones del señor Diputado que me ha precedido en la palabra ninguna a mi ver se opone al caso que nos ocupa. Con